El sector comercial de Ibiza no espera un flujo desmesurado de clientes con las rebajas de enero. La implantación del Black Friday y las promociones que ofrecen constantemente muchos establecimientos han menguado el peso que suponían estas fechas en la facturación anual.

«Las rebajas serán flojitas por lo que vemos, porque las compras se reparten más a lo largo del año en vez de concentrarse en el último mes y principios de enero», anuncia el gerente de la tienda de electrodomésticos Milar, Pep Cardona. «Entre el Black Friday y las promociones de días sin IVA se han reducido mucho las ventas en fiestas, salvo un par de días buenos en Reyes», detalla.

El presidente de la asociación del Comercio Minorista de la Pimeef, José Javier Marí, constata este fenómeno, con el que «ya no se trabaja de manera escalonada con ventas a partir del 10 de diciembre, sino que se concentra en dos días por los regalos de última hora». «Esta inmediatez nos beneficia», destaca, frente a los efectos que en el sector provocan «las ventas por internet o las promociones de las grandes cadenas».

Además, Marí apunta que, tras la liberalización de los periodos de rebajas, «el cliente anda despistado y no sabe si empiezan el día 7 de enero, el 2 o mediados de diciembre». «Podemos decir que las rebajas de enero han dejado de ser muy importantes para nuestras ventas, pero siguen siendo importantes», sentencia.

Segundas Rebajas

Así, son muchos los negocios que se suman a la tradicional campaña tras los Reyes Magos, pero en forma de segundas rebajas. Es el caso de la tienda de ropa infantil Charanga, en la avenida de Espanya, que ahora anuncia descuentos de hasta el 70%. «Las primeras rebajas las tuvimos a mitad de diciembre», recuerda una de las dependientas, Alejandra Fernández. Así, Fernández no espera durante estos días «el boom, y menos desde el Black Friday», pero resalta que el cómputo anual «va cada año un poco mejor». «Esperemos que no haya otra crisis y siga aumentando».

En cambio, los perfumes sí que mantienen su protagonismo durante las Navidades. «Se hacen tantas campañas de anuncios por la tele que sigue siendo una campaña muy importante para nosotras», destaca Mónica Ferrer, de la tienda Aromas «Pero ahora no venderemos más perfumes, en cambio sí que podemos notar más ventas en los bolsos y complementos, que están entre un 30 y un 50% de descuento». En Aromas también habían avanzado sus rebajas, en este caso con la entrada de año.

Aunque en la avenida de Espanya se ve más movimiento en los comercios con el inicio de las rebajas, la mayor actividad se encuentra en la avenida de Bartomeu de Rosselló. Sobre todo, la mayor concentración de personas cargando bolsas se encuentra en el tramo de las grandes cadenas de moda españolas.

Dos amigas se han encontrado de compras. Adela Pacheco explica que ya ha gastado el límite que se había fijado, 40 euros, «con dos vestidos, un pantalón y una camiseta». «No voy a comprar porque sean rebajas, pero he salido a hacer unas cosas y, al ver los carteles, me he animado a entrar», detalla Adela. A su lado, Cheyenne Martínez todavía no carga ninguna bolsa, pero empezará a buscar «un bolso, una chaqueta y un sujetador» y espera no gastar más de 100 euros.

La Marina, un páramo

Frente al ajetreo de Bartomeu de Rosselló, la Marina está lejos de ser el epicentro comercial de antaño. «La semana pasada ya decidí que sólo abriría por las mañanas, hoy [por ayer] probaré por la tarde a ver si se anima con las rebajas», anuncio Werner Keppeler, de JS Brands, junto al Mercat Vell. «En invierno abro porque pienso que hay que dar un buen servicio y porque me salvan los clientes fijos que tienen casa en Ibiza, pero en esta zona sólo quedamos cuatro gatos», lamenta.

También se quejan del páramo en que se ha convertido el barrio uno de sus vecinos más emblemáticos, el modisto, ya retirado, Lluís Ferrer, que charla con su colega Piluca Bayarri frente en la tienda de ésta en el carrer de sa Creu. «Es que ya no queda ni un sitio donde comprarte un bocadillo desde que han cerrado Can Vadell», lamenta Ferrer. «Ella es la más valiente, porque sigue todo el año», valora.

Ambos coinciden en culpar a la reordenación del tráfico de «estar ahogando el barrio». «Es que no se puede entrar si no es con un rodeo que te lo hace pensar dos veces a la hora de venir. «Deberían hacer como en Puerto Banús y que, para tener un local, tuvieras que abrirlo 11 meses», señala Bayarri. «Bueno, al menos que os hicieran una oferta que os beneficiara, pagando menos impuestos», matiza Ferrer.