Las mujeres víctimas de una agresión sexual tienen garantizada la privacidad de sus declaraciones en comisaría tanto si el agente que las atiende es otra mujer como si es un hombre. Así lo garantizó ayer la subinspectora de la Unidad de la Familia y Atención a la Mujer (UFAM), Jimena López, en su intervención en las Jornadas sobre Violencia Sexual del Consell.

López afirmó que «siempre que es posible» las denunciantes son atendidas en comisaría por otras mujeres, pero aseguró que sus compañeros hombres ofrecen también un «trato exquisito» a las víctimas de un posible ataque sexual. En cualquier caso, lo que sí consideró necesario es que, incluso si vienen acompañadas por una familiar o una amiga, «ha de haber algún momento en que se queden a solas con la agente». «Aunque una chica vaya con sus padres, se le hace muy difícil hablar de ciertas cosas delante de ellos», puso como ejemplo la subinspectora.

La conferenciante hizo especial énfasis en la necesidad de que las mujeres que conocen a un hombre en ambientes de ocio «tomen ciertas precauciones». «Yo tengo libertad para entrar en un bar y enrollarme con un hombre, pero al menos vamos a intentar saber algún dato de esa persona», como su teléfono o su coche, o bien proporcionar una localización a algún conocido. Ello es así porque, si luego hay problemas, «la policía tiene muy difícil investigar nada si no se aporta algún dato». «Hay mujeres que vienen y no saben ni el nombre de la persona con la que han estado, ni el bar en el que la conocieron, ni nada. En esas condiciones, es muy difícil investigar nada», comentó.

Esta situación cobra especial importancia en verano, porque «si en un año recibimos treinta denuncias, 23 corresponden al verano», afirmó. De hecho, el perfil típico de las personas que atiende la UFAM «son mujeres que vienen de vacaciones a Ibiza, se han relacionado con un hombre, pero no saben qué ha pasado y les da la sensación de que pueden haber sido objeto de una agresión sexual».

También manifestó que los agresores sexuales suministran drogas o alcohol a sus víctimas para facilitar la agresión, pero negó que en la isla se empleen sustancias como el burundanga o la escopolamina.