Los datos de finales de agosto de capturas de serpientes en las algo más de 400 trampas instaladas por la conselleria balear de Medio Ambiente en Ibiza y Formentera confirman la reducción de reptiles cazados detectada a principios del verano reducción de reptiles cazados. En Formentera, con un total de 424 reptiles atrapados, se ha producido una bajada de casi el 51% con respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que en Ibiza, con 496 capturas, el descenso se sitúa en el 42,6%.

Este año, además, la campaña se inició antes que en 2017. Hay que tener en cuenta, según explica Víctor Colomar, veterinario del Consorcio de Recuperación de Fauna de Balears (Cofib) del Govern balear, que en agosto las culebras «no se mueven» por las altas temperaturas, salvo cuando «llueve y refresca», por lo que «no hay capturas».

A los ofidios cazados por el Cofib se tienen que sumar, a final de año, los atrapados en las trampas de la Federación balear de Caza y de particulares de toda la isla, que suman más de un millar. «La respuesta ciudadana es espectacular. Es algo nunca visto», valora Colomar.

El coordinador del proyecto para combatir la invasión de serpientes en las Pitiusas destaca que en 2016 en Formentera se atraparon un millar de serpientes («no se pensaba que hubiera tantas ni que se cogieran tantas», apunta), pero el año pasado ya se produjo una bajada. «Con tan pocos años de experiencia, es difícil saber si la bajada de capturas se debe a que hay menos serpientes. Nos movemos por intuiciones, pero no nos equivocamos mucho. Las trampas funcionan mejor de lo que esperábamos», indica.

Colomar explica que si un reptil halla una trampa «las posibilidades de que entre son las mismas tanto si hay muchas como pocas» (serpientes). «No aprenden. Cuando quedan atrapadas se sacrifican», indica el especialista, que añade: «Las probabilidades de que las serpientes hallen una trampa bajan cuando hay menos [reptiles]. Si cogemos menos es porque hay menos». De todos modos, el técnico aclara que «si se atrapa un 50% menos de serpientes que en 2017, eso no quiere decir que se haya reducido la población a la mitad».

Así, en el caso de Formentera, Colomar asegura que actualmente se desconoce el porcentaje de serpientes eliminadas, aunque considera que es «significativo». «Hay muchas menos seguro: la gente no ve tantas y hay menos mudas y cuando se coloca una trampa se produce un punto de inflexión y no se ven tantas en el entorno».

Erradicar la plaga en Formentera

El objetivo del Cofib es erradicar la invasión de serpientes en Formentera y en Ibiza, donde la invasión aún está «descontrolada», alcanzar al menos un equilibrio que evite la eliminación de fauna autóctona, las lagartijas, fundamentalmente. «En Formentera el proyecto está bien dimensionado y vamos a buen ritmo. Se ajusta mucho a nuestras expectativas. En Ibiza habrá que tener paciencia», apunta Colomar. De hecho, los técnicos son conscientes de que cada año «se expanden más» en el territorio ibicenco. «No hay margen para ir más rápido, falta conocimiento. Con otras especies podríamos acudir a la bibliografía, pero no hay referentes de otros casos en otras islas que se puedan imitar», explica.

Este año se han colocado trampas en zonas nuevas, dentro de las áreas calientes (como la de Sant Llorenç), en las que se están cazando tantas serpientes como cuando se inició el proyecto.