La Fundación para la Conservación de Ibiza y Formentera (IPF por sus siglas en inglés) celebra este año su décimo aniversario de lucha para lograr un futuro sostenible para Ibiza y Formentera y para este año se han marcado cuatro objetivos principales: la creación de un observatorio para la sostenibilidad de las Pitiüses, el proyecto de Ibiza y Formentera sin plástico (ya presentado a finales de junio), impulsar una iniciativa para promover el producto local, que se denominará 'Ibiza produce', y la protección de la posidonia.

Dos de los tres fundadores de Ibiza Preservation Fund, Serena Cook y William Aitken; la directora, Sandra Benbeniste, y una componente del Consejo, Frances Llopis, ofrecieron ayer un balance de su década de trabajo y dieron unas pinceladas de los cuatro retos señalados anteriormente en una rueda de prensa celebrada en el hotel OD Talamanca, donde ejercieron de anfitriones el fundador de la cadena, Marc Rahola, y Anna Bigas. «Este año nos centraremos en estos cuatro proyectos, pero seguro que serán cuatro más uno», apuntó Benbeniste.

La directora de esta fundación hizo hincapié en que la creación de un Observatorio de la Sostenibilidad, que tomará como referencia el de Menorca, es un «sueño» que se plantearon durante los primeros años y que para comenzar cuentan con 30.000 euros de presupuesto.

«No tenemos acceso a los indicadores para valorar la evolución de las islas, por lo que creemos que es importante disponer de esta información para hacer un seguimiento continuado para que se puedan comparar datos y analizarlos», valoró Benbeniste, que insistió en que su cometido no es fijar límites. «Nosotros no diremos dónde están los límites porque ese debate es político, pero estos datos son imprescindibles para tomar decisiones», destacó la directora de Ibiza Preservation Fund.

El logro del decreto de la posidonia

Además, los miembros de esta entidad hicieron hincapié en el logro que ha supuesto el decreto de la posidonia. «Proteger la posidonia es proteger el mar», recalcaron los integrantes de la entidad.

Aitken y Cook (el tercer cofundador, Ben Goldsmith, no pudo asistir a la rueda de prensa) recordaron que decidieron crear Ibiza Preservation Fund para proteger la «belleza real de Ibiza: su naturaleza» y recompensar a la isla por todo lo que les ha dado. Por ello, entre amigos y otros socios decidieron crear esta fundación. «La isla estaba sufriendo una serie de problemas derivados del turismo y nos planteamos qué podíamos hacer para solucionarlos y detectar qué necesidades debíamos abordar y cómo hacerla sostenible», señaló Aitken.

Cook, por su parte, recordó que la primera subvención que recibieron fueron casi 40.000 euros (35.587 euros según la memoria de IPF), cantidad que destinaron a un proyecto para la protección rural. Esta suma de dinero no sólo sirvió para cumplir un propósito, sino que lo más importante fue que a partir de una idea y demostrar que con el apoyo de la gente se podían hacer «muchas cosas más».

«Hemos recaudado más de un millón de euros en esta década y esta fundación ha servido de inspiración para otras personas, ya que se han creado entidades similares en Mallorca, en Menorca y en las islas Cíclades», recalcó Benbeniste.

Sin embargo, tanto la directora de IPF como el resto de sus miembros advirtieron de que su décimo aniversario, cuyo acto se llevará a cabo el 22 de agosto, no es sólo una celebración, sino también una advertencia de que hay que seguir trabajando: «Cada vez aterrizan más aviones en el aeropuerto de Ibiza, cada verano hay más barcos fondeados y las depuradoras están en una situación límite».