Sólo el 12% de los adolescentes y jóvenes de entre 12 y 18 años que han participado en la encuesta sobre consumo de drogas en la población escolar de Ibiza elaborada por el Centro de Estudio y Prevención de Conductas Adictivas (Cepca) hablaría con su padre si tuviera un problema con estas sustancias, mientras que el 37% dice que lo comentaría con su madre.

«Esto es para que los padres se lo piensen, porque deberían estar a la par que las madres», afirma la directora del Cepca, Belén Alvite, quien subraya además que los jóvenes hablarían antes con amigos o amigas no consumidores (17%) que con su padre. «A esto hay que darle la vuelta», insiste.

En su opinión, los roles que juegan los progenitores pueden estar en la raíz de esta situación, si bien sostiene que en la encuesta no preguntaron por los motivos. «Yo creo que tiene que ver un poco con los roles, con que las madres comunican más. Pero no pienso que tengan que ser más permisivas, no me lo parece», dice.

Esta situación se da tanto entre las chicas como entre los chicos, si bien los porcentajes varían. Llama la atención especialmente el caso de las chicas, que prefieren hablar con amigos, hermanos o profesionales antes que con el padre.

18% de chicos y 7% de chicas

En concreto, en el caso de los varones el 35% afirma que recurriría a su madre ante un problema de drogas. El 18% lo comentaría con su padre y el 15%, con amigos que no consumen estas sustancias. Un 11% se dirigiría a sus hermanos u otros familiares; un 10%, a profesionales y un 9%, a amigos consumidores de drogas.

A su vez, las chicas hablarían en primer lugar con sus madres, en el 38% de los casos, seguidas de amigos no consumidores (20%) y hermanos u otros familiares (13%). El 10% de ellas lo comentaría con algún profesional y también un 10%, con amigos consumidores de drogas. El padre se sitúa en el sexto lugar y a él sólo recurriría el 7% de las encuestadas. «Esto te dice que quizás la relación entre los padres y las chicas es más compleja», apunta.

Atendiendo a las edades, los resultados muestran que a medida que van cumpliendo años, «baja el poder de los padres y suben un poco los amigos, que después se estabilizan», afirma la experta. Así, a los 12 años el 53% de los chicos y chicas hablaría con su madre y un 17%, con su padre. También con la edad aumentan las consultas a los hermanos, así como el porcentaje que señala que recurriría a profesionales. «A los 16 años repunta el acudir a un amigo consumidor de drogas», recoge el estudio.

Las madres hablan más de drogas

Para Alvite, estos datos están relacionados con el hecho de que las madres hablan más de drogas con sus hijos que los padres.

Y es que al ser preguntados por los canales por los que reciben información sobre esta cuestión, el primero son los medios de comunicación (56%), seguido del Cepca (55%) y, en tercer lugar, se encuentran las madres (50%). «Esto está muy bien», afirma la directora del Cepca sobre el papel de la madre. Después aparecen Internet (49%), los amigos (47%), los profesores y orientadores (44%) y, en séptima posición, los padres (43%).

«Las madres y padres deberían dar juntos una percepción más clara sobre qué piensan del consumo de drogas y de si lo aceptan o no. Pero los dos, no que [la información] venga más por uno que por otro», indica Alvite.

En el caso de los chicos, la madre aparece como la cuarta fuente de información y el padre, la sexta. En el de las chicas, madre y padre ocupan la tercera y la séptima posición, respectivamente.

Esto es así a pesar de que tanto las madres como los padres se encuentran entre sus canales preferidos para informarse acerca de estos temas. El primero es el Cepca (38%), seguido de la madre (34%) y del padre (30%). «Por delante de Internet, de sus amigos, de todo», dice Alvite.

«Si el padre no es un canal de información y no lo prefieren, diríamos: 'Como no lo habéis generado, no sois una fuente de información para ellos'. Pero lo curioso es que están por detrás de profesionales, amigos o Internet [como canal de información]y, sin embargo, por delante en ser sus preferidos», apunta la experta que apostilla: «Si lo son, que no se inhiban».