Mientras en Barcelona y en Palma numerosos ciudadanos, asociaciones y partidos echan pestes de los cruceros, en Ibiza casi en plan 'Bienvenido Mr. Marshall', se recibía ayer con alegría a uno de los primeros (que no el primero) de la temporada, el 'Aida', con 1.266 pasajeros a bordo. El presidente de la Pimeef, Alfonso Rojo, se congratuló y dio «la enhorabuena» al inicio de este nuevo año de barcos cargados de visitantes que, aseguran, tienen un nivel «adquisitivo muy alto». «Dejan mucho dinero», añadió Marta Díaz, vicepresidenta del Consell (que sustituyó ayer al presidente y conseller de Turismo, Vicent Torres, de viaje en Moscú; y al director insular de Turismo, Vicent Torres, por estar en Estocolmo, ambos en ferias).

Esta temporada (que acabará tardísimo, el 23 de diciembre) llegarán menos (un 4% menos) que en 2017, pero desembarcarán más cruceristas: habrá 175 escalas, según Gloria Corral, edil de Turismo de Vila.

La concejala ha marcado en el calendario con rojo una serie de días, aquellos en los que se concentrarán tres o cuatro cruceros con más de 6.000 pasajeros a bordo. Se esperan seis jornadas de ese tipo. La que da más miedo es la del 6 de junio, cuando coincidirán cuatro barcos con unos 10.000 pasajeros. Las otras, todas con tres cruceros amarrados a es Botafoc, serán el 27 de junio (7.150 pasajeros); 18 de julio (7.135), 8 de agosto (7.128), 16 de agosto (6.220) y 19 de septiembre (8.124).

Que desembarquen 8.000 0 10.000 pasajeros en el mismo sitio es para tomárselo en serio. De ahí que se convoquen reuniones en las que participan ayuntamientos, Consell, transportistas, taxistas, compañías consignatarias y guías con el objetivo de «gestionar ese flujo de gente», según Corral. Por ejemplo, para que «no todos vayan al mismo sitio», como Platges de Comte. Se trata de distribuirlos por toda la isla, que los taxistas estén al tanto de que es Botafoc será un filón esos días, y de contar con suficientes guías «para que nadie se quede sin excursión», algo que ya ha ocurrido.

Pero no teman, que Marta Díaz descarta que se vayan a producir momentos caóticos: «El año pasado no hubo ningún problema porque cada mes se celebran reuniones, en las que participan una veintena de personas, para coordinar esos momentos punta de visitantes», explicó.

Joan Riera, presidente del sector de la Restauración de la Pimeef, instó a que al menos «la mitad de los cruceristas entren en Vila». «A veces llegan cuatro cruceros y no ves a nadie por el paseo de Vara de Rey. ¿Cómo es posible?», se quejó. Como solución propuso que las barcas enlacen es Botafoc con el muelle de la Marina. Allí serán recibidos con alegría.