Los vecinos de Sant Jordi ya sabían lo que iba a pasar en la noche del lunes al martes. Les iba a costar dormir, igual que el año pasado. El cierre del club DC-10, situado en la carretera de Ses Salines, en la zona periférica de protección del parque natural, generó 30 llamadas de protesta a causa del ruido a la Policía Local de Sant Josep, confirmó ayer el Ayuntamiento.

Un vecino de Sant Jordi se puso ayer en contacto con este diario y explicó que, ya a las nueve de la noche del lunes, llamaron a la Policía para preguntar si «iban a hacer algo cuando fuese la una de la madrugada y la música siguiese a todo volumen» (justo a esa hora se grabó el vídeo que acompaña a esta noticia en www.diariodeibiza.com). El vecino dijo que desde la Policía Local le respondieron que había agentes en la zona, pero que no sabían si harían algo al respecto.

Según el relato de este vecino, la música fue ensordecedora hasta las dos de la mañana. A partir de ese momento bajó un poco, aunque «las vibraciones» continuaban sintiéndose, y así siguieron hasta la seis de la madrugada. «No entiendo cómo se da permiso para un cierre un día entre semana y laboral, cuando al día siguiente hay que trabajar y los niños deben ir al colegio», añadió.

De hecho, el Ayuntamiento señaló que la Policía Local tuvo que ir a disolver un botellón organizado en la zona del hipódromo. La Policía les echó, pero poco después regresaron, y los agentes tuvieron que repetir la operación. Ayer, el Ayuntamiento informó de que, finalmente, el DC-10 fue denunciado por incumplir el artículo 8.1 de la Ordenanza Reguladora de horarios, que dice que entre la medianoche y las 13 horas sólo se puede tener música en el interior de los locales, siempre que el volumen no trascienda al exterior.

Otro residente en Sant Jordi relató que, ayer por la mañana en el pueblo, muchos vecinos comentaban con indignación el ruido que generó este club, que en línea recta apenas dista un kilómetro de esta localidad.

«El ruido me despertó a las 4.30 horas y a las 6 seguía a todo volumen: no se entiende cómo la Policía no les obliga a bajar la música», añadió.