Las inspecciones emprendidas por la conselleria balear de Trabajo contra la precariedad laboral parecen seguir dando frutos más allá de la temporada turística. Noviembre pasará a la historia por el incremento inusual de contratos indefinidos firmados, 889, un 49% más que hace un año y récord histórico en ese mes. Para entender la importancia de esa cifra basta compararla con la del año 2007, cuando la economía iba viento en popa: entonces se registraron 427, menos de la mitad que en la actualidad.

Pero dentro de las contrataciones indefinidas, las que más han crecido han sido las de los fijos discontinuos, posiblemente por la inercia de esa campaña iniciada por el Govern desde que tomó las riendas del poder hace año y medio. En noviembre hubo 376 contratos de ese tipo en las Pitiusas, un 106,6% más que hace un año, cuando con 182 se tocó entonces el techo de esa estadística.

También han mejorado sustancialmente los contratos indefinidos a tiempo completo: hubo 369 el pasado mes, un 27,2% más que en noviembre de 2015. No obstante, hubo tiempos mejores, como en el mismo mes de 2006, cuando se llegó a las 426 contrataciones de esa modalidad.

Sube la parcialidad. Desafortunadamente, también han aumentado los contratos indefinidos a tiempo parcial: se dieron de alta 124 hace 12 meses, y 144 en la actualidad, lo que supone un incremento del 16%. También ha aumentado la parcialidad en las contrataciones temporales: se registraron 934, un 2% más en términos interanuales. Por el contrario, bajaron un 5% las contrataciones temporales a tiempo completo (3.152 en total).

Caen un 51% los contratos por menos de un mes... pero siguen siendo muchos. En noviembre se tramitaron 630 contratos por trabajos cuya duración fue inferior a un mes (a veces por horas). Ese dato tiene una parte buena y otra mala. La buena es que son la mitad (-51,4%) de los que hubo hace un año por esas mismas fechas (1.296). La mala es que son muchísimos, la mayor cantidad (descontando la de 2015) hasta ahora. Casi la totalidad de ese descenso se concentra en un solo sector, el llamado «resto de servicios», un cajón de sastre que engloba desde actividades inmobiliarias a seguros, publicidad, telecomunicaciones, administración, jardinería, deportes y sanidad o la reparación de ordenadores, entre otras muchas. En ese «resto de servicios» se firmaron 233 contratos por menos de un mes, 736 menos que hace un año (-76%). Tanto la hostelería (con 77 más) como el transporte sumaron más contrataciones de menos de 30 días, mientras que las del comercio prácticamente se mantuvieron.

Baja un 19% el paro de larga duración. Continúan bajando los desempleados de larga duración (más de un año sin empleo). Eran 1.264 en noviembre, casi 300 menos que hace un año, lo que representa un descenso del 19%. En los dos últimos años ha caído un 37%. Pero aun así, siguen siendo demasiados, un colectivo cronificado, incapaz de salir de esa situación laboral. Antes de que estallara la crisis (y se alcanzaran los 2.108 parados de larga duración en el año 2012) eran aproximadamente la mitad. De esa cantidad, 417 acumulan entre 12 y 18 meses sin trabajar, un 10,7% menos que en 2015; 186 llevan entre un año y medio y dos años sin ser contratados, un 23,7% menos en términos interanuales; y 661 no han firmado un contrato desde hace más de dos años, un 22% menos que 12 meses atrás pero el doble que en el año 2008.

Menos paro de larga duración en el ladrillo y la hostelería. Hay 187 trabajadores de la construcción que acumulan más de 12 meses desempleados, un 25% menos que hace un año. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, este sector lideró durante un trienio el paro de larga duración. Pero el reciente repunte del ladrillo lo ha convertido en el tercer sector de esa estadística. Por encima están la hostelería, con 337 personas (cifra un 20% inferior a la de hace un año), y el comercio, con 195, un 16% menos que 12 meses atrás.