Gey Lagar, asturiana de 42 años, confiesa que se acercaba a la valla del colegio al que iba su hijo, autista, para ver qué hacía en el patio. Estaba preocupada. Así nació ´Parques y patios dinámicos´, que escribió en 2012, se publicó en 2015 y que ahora usan decenas de centros educativos de toda España para prevenir el acoso escolar y favorecer la inclusión de los alumnos con más problemas para relacionarse.

- Suena la campana del patio y los niños salen contentos al recreo. ¿Para otros niños ese sonido anuncia uno de los peores momentos del día?

- Sí. Que suene la campana ya es un elemento que, sensorialmente, puede molestar a los niños con algún trastorno del espectro autista. Después están las carreras del resto de compañeros, ese movimiento, esas risas que acompañan al patio. Ellos no saben interpretarlo como algo positivo. Nadie les explica para qué es el patio. Nadie les da esa oportunidad.Cuando se lo explicas, esto cambia: hay que explicarles para qué sirve el recreo y darles herramientas para disfrutarlo.

- ¿Para qué sirve el patio? ¿Y cómo se lo explicamos?

- Pues sirve para merendar, para comerse las galletas, para recuperar energía, para pasear un poquito... Pero también para compartirlo con los compañeros y sus juegos. En los patios dinámicos lo que se busca es que estos niños sientan que son capaces de participar y jugar y, al mismo tiempo, que el resto vean que estos pequeños también están ahí, existen y pueden participar. En el aula más o menos hay un clima de respeto. Ese niño necesita un apoyo, un refuerzo, y, si lo tiene, va bien. Pero en el patio todos los niños se van a jugar y el que se queda atrás, se queda atrás, nadie hace nada.

- ¿El patio es la selva?

- Para ellos, sí. Y para muchos otros. De hecho, la idea de los patios dinámicos está pensada para una gran diversidad de perfiles: hiperactivos, niños con trastornos específicos del lenguaje, con problemas auditivos, con dificultades visuales, para los que son muy tímidos, los que vienen de otras culturas... Busca la unión. Cada uno es como es, vamos a darle un espacio y tenderle una mano para que participe.

- ¿Qué es un patio dinámico?

- Pues es un momento divertido. Eso es lo primero y lo más importante. Además, es una herramienta para, mediante apoyos visuales como imágenes y pictogramas, explicar a los niños a qué jugamos, cómo jugamos, con quién jugamos y cuánto tiempo jugamos.

- ¡Cuánta información!

- Sí, pero es necesaria. Jugar es básico para cualquier cosa en esta vida. Lo que pasa es que mientras el resto de los niños lo captan de forma natural, a otros hay que darles la información. Al hacerlo de forma visual, si un niño es de otra cultura y no conoce las tradiciones ni el idioma, lo entiende perfectamente.

- En la práctica, ¿esto en qué se traduciría? ¿Qué tendría que hacer un colegio para tener un patio dinámico?

- Es muy sencillo, son cinco pasos y se puede hacer una formación específica. Llevo dos años haciendo muchos cursos, pero con un poco de implicación y de interés por parte del profesorado, si hay personas dinámicas en el claustro que tire adelante el proyecto, se puede hacer de forma muy fácil. Pueden solicitar formación a través de los centros de recursos de profesorado. Trabajamos en equipo, vemos cómo está clasificado el colegio y cuántas personas están implicadas en el proyecto. Formamos el equipo de patios dinámicos y hacemos una observación activa de lo que sucede en el recreo para ser todos conscientes de lo que pasa, de cómo están los niños y de los elementos físicos y sensoriales que pueden intervenir en el patio. A partir de eso elegiremos qué juegos utilizamos y por dónde empezamos. Tienen que ser atractivos y motivadores para todos.

- Habla de observar lo que pasa en el patio. ¿En los centros lo saben?

- Es curioso. Saberlo, lo saben, pero no se habla de ello. No se pone en común. Cuando hacemos la observación activa les pongo deberes a los maestros: tienen que ver lo que pasa en el recreo con los niños durante una semana. Luego lo hablamos. Y entonces sí que llegamos a conclusiones.

- Dígame algo que, en general hayan visto en los centros y a lo que no hayan dado mucha importancia.

- Pues a un niño que está siempre sentado solo en el patio. Te lo cuenta una familia durante un curso, el siguiente curso escolar vas a ese centro a hacer la formación y al salir al patio ese niño sigue ahí, sentado solo. ¡Y ha pasado un año!

- ¿A un niño sentado solo en un patio nadie le da importancia?

- No. Porque está sentado, es tranquilo y no da problemas.

- Perdone, pero es una imagen tremendamente triste.

- Es dura, sí.

- ¿A quién le duele más esa imagen?

- A los padres, a la familia, que van a la valla del colegio a mirar qué hace su hijo durante los recreos. Creo que es algo que hemos hecho todos.

- ¿Usted también?

- Yo también. De hecho, la idea de los patios dinámicos surge por eso. Por mi vida. Porque, de repente se me disparan las alarmas de qué iba a hacer mi hijo en el patio cuando pasara de Infantil a Primaria. Si corre solo de un lado a otro cuando tiene seis años no pasa nada, pero cuando tenga diez y siga con esas carreras en solitario... No va a encajar. Va a ser motivo de burla y comentarios y llevará a situaciones muy complicadas de acoso escolar. La iniciativa de patios dinámicos es una medida preventiva del acoso escolar. Si logramos un clima de inclusión tendremos un respeto hacia la diversidad, sea cual sea esa diversidad.

- ¿Los profesores están suficientemente implicados o el patio es también un descanso para ellos?

- Es un descanso, pero tienen unos turnos de vigilancia. En el proyecto de patios dinámicos también se establecen turnos. Cuando les hago ver, con fotos y vídeos, que funciona, y cuando lo viven, el programa coge impulso. Sobre todo cuando echamos cuentas de cuántos profesores hay en el equipo y cuántos patios dinámicos se organizan. Les digo que empiecen con uno por semana, con juegos, despacito. Si dividimos el número de patios del trimestre y lo dividimos entre los profesores vemos que igual tocan a tres patios dinámicos, cuatro como mucho en tres meses. No es una carga extra de trabajo. Por suerte, siempre hay profesorado con muchas ganas y que está cada vez más implicado, aunque hay de todo.

- ¿Qué significa para estos niños que llegue un día en que puedan jugar con sus compañeros en el patio?

- Significa vivir. Hay que pensar que es un niño que no juega porque no tiene esa posibilidad. Todos hemos sido niños y somos conscientes de la importancia del recreo, del juego, de la necesidad de salir y disfrutar de algo antes de volver a clase otra vez. Como los descansos en el trabajo. Pues imagina si ese rato es de calidad, lo disfrutan y lo comparten. No es que no lo quieran compartir, es que no saben cómo hacerlo.

- Dice que los patios dinámicos son una herramienta de prevención del acoso escolar.

- Sí. Al final hay un entendimiento y eso es algo que se ve. Hemos pasado de colegios con grandes complicaciones, con casos de acoso escolar a que, con un proceso, porque esto no es cuestión de un día para otro, estén todos jugando. De repente, al niño al que no nombraban ni saludaban, el que no hablaba y no destacaba, lo empiezan a saludar y a tratar. Es una de las cosas que más rápido han notado las familias, que los saludaban al entrar y salir del colegio, o en las extraescolares. Que los tienen en cuenta, que los tratan de otra manera.

- En su libro usted también habla de parques dinámicos, de llevar esto fuera del colegio.

- Sí, algo siempre coordinado entre la familia y profesionales externos. Los parques dinámicos son una herramienta que ayuda a que las familias trabajemos la autonomía y la comunicación a través del juego. Podemos usar con ellos las palabras, pero si las convertimos en juego, cambia el enfoque. Además, así compartimos ratos de ocio.

- El colegio es una comunidad cerrada, pero un parque es un espacio completamente abierto. ¿Cómo se gestiona?

- Cuanta más diversidad haya, mejor. Siempre digo que el papá o la mamá que quiera hacer un parque dinámico tiene que estar tranquilo, buscar el momento apropiado y un lugar público adecuado. Pero antes de eso hay que empezar por casa. En casa se puede jugar mucho. Y hay que pensar bien el juego que vamos a desarrollar. Es lo mismo que con el patio: hay que explicarle al niño qué vamos a hacer, con quién, cuánto tiempo y cómo vamos a jugar. Pues en casa y en el parque es prácticamente lo mismo que en el patio del colegio.

- Acabe usted la frase: un niño que hoy es capaz de jugar con otros niños, mañana será un adulto...

- [Piensa] Te diría que será un adulto dinámico, pero quedará muy publicitario. [Ríe y vuelve a pensar] Será un adulto pleno.

- Usted comenzó con los patios dinámicos por su hijo. ¿Qué ha conseguido él con esto?

- Pues he conseguido que jugara, que fuera uno más en el recreo. Conseguí que con seis años esperase con ganas la hora del recreo.