Josep Torres, más conocido como Pep del Bisbe, uno de los barberos de toda la vida del barrio de la Marina, celebró el sábado una fiesta con sus familiares y amigos para despedirse de su peluquería, situada justo detrás de la iglesia de Sant Elm. Carmen Torres tomará el relevo de esta barbería que abrió sus puertas por primera vez hace 85 años. «Me gustan mucho las manualidades y hacer fallas, así que aprovecharé para dedicarme a ello y a pintar las persianas de mi casa», explicó Pep del Bisbe, de 72 años. Tras 64 años de profesión, el viernes colgó las tijeras y las navajas. Sin embargo, las anécdotas y los recuerdos de este barbero que aprendió el oficio con tan solo ocho años permanecerán en su memoria para siempre.

A las 14 horas, los platos de jamón, queso y bandejas de coques, empanadas y bunyols desplazaron a los frascos de loción Floyd en la peluquería Torres. El último día de cortes y rasurados fue el viernes, así que las únicas tijeras que cogió el barbero jubilado fueron unas gigantes de juguete. «El viernes, muchas personas se resistían a ser atendidos porque querían convertirse en el último cliente de mi barbería y al final le tocó a Dani, uno de toda la vida», contó Torres. Su mujer, France, añadió que las puertas del local no se cerraron hasta las 23.30 horas de la noche. «¡No había manera de sacarlo de aquí! Ahora no sé qué va a hacer en casa, me tendré que apuntar a Pilates para aguantarlo», bromeó su esposa.

A esta entrañable despedida no faltaron tres de sus cuatro hijas: Deborah, Tanit y Raquel. Celia, la mayor de ellas, no pudo asistir a la celebración, pero le dedicó un emotivo artículo, ´Un día histórico´, publicado en este diario. «Nos hemos criado en esta peluquería y la echaremos de menos. Tenemos sentimientos contradictorios: estamos tristes por el traspaso del negocio, pero alegres por nuestro padre. ¡Ya era hora de que se jubilase!», manifestaron Deborah y Tanit. Esta última voló desde Suiza, país donde reside, a Ibiza para acompañar a su padre en este día tan especial. «Nosotras podríamos haber seguido con el negocio que emprendió nuestro abuelo [José Torres], pero mi padre nos dejó elegir por que él no pudo hacerlo y quería que nos dedicásemos a aquello que nos gustaba, y las cuatro hemos podido estudiar gracias a los ingresos de esta barbería», presumieron sus hijas.

El querido peluquero también quiso homenajear a su cliente más antiguo: Vicent Torres, de casi 95 años (los cumplirá en dos meses), al que le entregó una placa. A cambio, Torres le obsequió con un libro y una corbata roja. «Es el significado del rojismo a la antigua», bromeó el anciano, quien, según Pep del Bisbe, entraba en su local al grito de: «¡Aquí llega un feixista!». «Como éramos republicanos, la mayoría de nuestros clientes eran rojos, así que cuando escuchaban esto, se quedaban alucinados», comentó el barbero ya jubilado. Sin embargo, Torres quiso matizar su frase: «Yo trabajaba en las feixes (campo), así que por eso decía que era feixista», bromeó este cliente y amigo de la familia en la calle del Mar, donde se concentró la multitud.

Tras 85 años, la familia Torres ya no regentará este negocio.