Fijándose bien, pueden observarse partículas negras en el más famoso busto identificado como Tánit. Es arena volcánica, del Etna concretamente. Porque si de algo no hay duda es de que la escultura está fabricada en Sicilia, con arcillas rojas propias de la Trinacria oriental a las que se añadía arena para darles plasticidad. Y esta procedencia siciliana ha motivado que, a lo largo de los años, los expertos hayan dudado de la identificación de esta Tánit convertida, en su siglo de historia, en la más representada de las islas: sellos, camisetas, postales, carteles promocionales y hasta botellas de hierbas ibicencas han adoptado la terracota como icono de la Ebusus cartaginesa cuando, en realidad, se trata de una diosa griega. Porque si la arcilla es de la Sicilia oriental, tuvo que hacerla un artesano griego, y si la hizo un griego, de lo que tampoco hay duda es de que un griego no hubiera modelado una Tánit, sino a Deméter o, quizás, por ofrecer otra opción, a la diosa Koré, hija de la anterior. Así lo explica el arqueólogo Benjamí Costa, director del Museo Monográfico de Puig des Molins, donde la imagen se encuentra expuesta.

El problema de la identificación de esta figura se ha visto complicada, añade, por el hecho de que no existe documentación que atestigüe en qué hipogeo ni en qué campaña arqueológica fue hallada la estatua, por lo que no puede relacionarse con las piezas que junto a ella se encontraran; las excavaciones no se realizaban antaño con la minuciosidad con la que lo hacen en la actualidad. El único dato fiable es que fue hallada en la necrópolis de Puig des Molins.

Se desconoce si fue un griego o un púnico quien adquirió la figura y la trasladó de una isla a otra, pero, en cualquier caso, dados los importantes contactos comerciales entre las dos culturas, ninguna de las dos opciones sería rara. Tal vez quien la adquirió, finalmente, quiso hacerla pasar por Tánit y por ello, y dado el carácter funerario de esta diosa, apareció en un hipogeo. Pero «si yo compro una imagen de la Virgen del Pilar y me la llevo a mi casa y digo que es Santa María de las Nieves, eso no la convierte en Santa María de las Nieves».

Lo cierto es que las únicas piezas halladas en Ibiza que, con toda seguridad, representan a la diosa púnica son los exvotos de es Culleram, que la muestran muy diferente al famoso busto del Puig des Molins y siempre con alas; con este hallazgo apareció una placa que no deja lugar a dudas sobre la deidad a la que se rendía culto en la cueva. Las otras piezas que se conservan en la isla y que escaparon a los múltiples expolios sufridos cuando el control sobre los restos arqueológicos era mucho menor, se consideran efigies de Tánit sencillamente porque fueron halladas desde el siglo V en adelante, cuando esta deidad y Baal Hammon se habían convertido ya en la pareja principal del panteón púnico.

Por esta razón y también por su fabricación local y por el contexto en el que la mayoría de las figuras fueron halladas; diosa astral y, como tal, también diosa de la climatología y de la fertilidad, TNT (la grafía púnica no tiene vocales) era también una diosa funeraria, encargada de facilitar la reunión de los muertos con los espíritus de sus antepasados, y muchas de las figuras se han hallado en tumbas. «No tenemos una seguridad absoluta, pero podemos dar por hecho que estamos ante Tánit», indica Benjamí Costa, que destaca la evolución de la artesanía local desde una diosa con fuertes influencias de representaciones sicilianas, incluso con el uso de sus moldes, hacia una interpretación propia, con los rasgos del rostro menos dibujados pero con más adornos y joyas. Una creación genuina que conforma una colección remarcable del museo de Puig des Molins.

Para seguir desmontando mitos, resulta improbable que el famoso símbolo de Tánit -el triángulo, la línea horizontal y el disco- sea realmente el signo de esta diosa. No hay pruebas ni unanimidad al respecto, aunque, en cualquier caso, todos los expertos se muestran de acuerdo en que se trata de algún espíritu protector, ya que este símbolo se ha hallado con frecuencia en los lindes de las entradas de las casas o de las habitaciones principales.

Y al contrario de lo que asegura una extendida leyenda, jamás se sacrificaron niños a Tanit en el santuario de es Culleram (el análisis de los huesos hallados ha determinado que son restos de animales). Tampoco hay pruebas que indiquen que tales sacrificios se llevaran a cabo en ningún otro lugar de la isla. Sí es cierto, sin embargo, que todo apunta a que en zonas más orientales del mundo cartaginés las muertes ceremoniales de niños muy pequeños, como ofrenda a Tanit y Baal Hammon, no eran raros. Las familias ricas incluso compraban niños a las familias más pobres para sacrificarlos en lugar de su primogénito y, en época más avanzada, se practicaba ya la modalidad de sacrificio por sustitución, en el que el niño podía ser sustituido por un cordero o una paloma.

Una diosa menor

Hoy se sabe que Tánit fue en sus orígenes una diosa oriental de escasa importancia, «una diosa muy menor». Y ello plantea otro de los misterios de la divinidad; los arqueólogos se preguntan cómo una diosa oriental secundaria llegó a convertirse en la diosa principal del mundo púnico. Sí se conoce, al menos, que llegó a Cartago, sustituyendo a Astarté, por motivos que podrían considerarse políticos, ya que parece ser que la capital adoptó a Tánit en el momento en el que la hegemonía aristocrática perdía poder y en el que había que mantener buenas relaciones con la ciudad de Sidón (en lo que hoy es Líbano), donde TNT ya destacaba.

A la lista de atribuciones de Tánit, hay que añadir su carácter guerrero. De hecho, una de las figuras más valiosas de ella que se conservan (en el museo de Túnez) la representa con cabeza de león. En Ibiza no se ha encontrado ninguna Tánit leona; sólo tres leones que podrían estar relacionados con este carácter guerrero, aunque es sólo una posibilidad (uno, de marfil y hoy desaparecido, en es Culleram, una pieza en forma de cabeza de león en es Puig des Molins y parte de un altar decorado con cabezas de este felino en es Cap des Llibrell).