El PP presentó ayer en el Palacio de Congresos -sus 437 butacas llenas para la ocasión- a sus candidatos a las alcaldías de Santa Eulària, Vicent Marí, y de Sant Antoni, José Sala, con una puesta en escena que hacía hincapié en dos lemas básicos: es un partido que da «garantía de estabilidad» y que a lo largo de los últimos cuatro años ha demostrado ser un buen gestor de la cosa pública. «Somos resultados», es la frase con la que se vendieron ayer desde el presidente de la formación y del Govern balear, José Ramón Bauzá, hasta Vicent Serra, candidato a revalidar la presidencia del Consell, y los dos candidatos a alcaldes.

Bauzá, en un discurso que repite hasta la saciedad desde hace dos años, insistió en que se encontró las arcas públicas hechas unos zorros cuando llegó a la presidencia, así como 350.000 facturas («¡menudo regalo!») sin pagar y una Comunitat al borde de la quiebra técnica. Pero Bauzá señaló que en el transcurso de la legislatura su partido y su equipo de gobierno han demostrado que son «la única solución» a tres de los grandes retos que afrontan estas islas: el paro, la crisis económica y la corrupción.

El presidente del Govern repasó sus «complicados» años de mandato, de los que resaltó haberse comprometido para que la radioterapia fuera una realidad: «Nos hubiera gustado que se cerrara antes, pero había que pasar por trámites administrativos. Lo fácil hubiera sido ir rápido para inaugurarlo cuanto antes», justificó. A la alcaldesa de Vila (la tercera en este mandato), Virgina Marí, le prometió de la misma manera que, aunque despacio, el problema del emisario de Talamanca se solucionará («Lo arreglarán los técnicos, no los políticos», dijo) y apuntó como asignaturas pendientes las depuradoras y las desaladoras (una legislatura más).

El presidente del Consell, Vicent Serra (que pisó la moqueta azul popular del escenario al son de ´We will rock you´, de Queen), también insistió en que «la nefasta gestión del PSOE» dejó la institución casi en «la bancarrota» y «llena de facturas en los cajones». Ahora dice dejar el Consell «con las manos limpias y las cajas llenas, pero de dinero, no de recibos sin pagar». Serra quiere revalidar ahora la presidencia para trabajar sin las ataduras que, a su juicio, le dejó la izquierda: «El PP es la única oportunidad de crecer y de tener prosperidad sin perder el equilibrio», advirtió.

En ese sentido, alertó de la posibilidad de que gobierne la izquierda tras las municipales del 24 de mayo: «Ha aparecido últimamente una extrema izquierda peligrosa que quiere cambiar nuestra forma de vivir y pensar, que vende utopías, que promete cosas irrealizables, que quiere que España sea Venezuela, sin medicinas ni papel higiénico y en la que haya que hacer cola para comprar pan», dijo Serra sin citar a Podemos ni a Guanyem. Del candidato del PSOE, Vicent Torres, dijo que es el eterno ausente, el eterno callado, como cuando «no se dieron las competencias turísticas», del que poco se sabe de su andadura como edil de Santa Eulària.

Serra también pidió a los presentes que no se dejen «enredar por partidos minoritarios que dicen ser de centroderecha, grupos formados alrededor de una o dos personas de los que todos saben de qué pie cojean», dijo sin mencionar -aunque se podía imaginar- a la formación liberal creada por José Serra Escandell, ex alcalde de Sant Josep. «Cualquier voto a esas nuevas formaciones será aprovechado por la izquierda», recalcó.

Serra alabó a Bauzá: «Siempre nos has escuchado», admitió, aunque también reconoció haber vivido con él «desencuentros». «Quedaron entre nosotros. Lo importante son los resultados finales», dijo con espíritu pragmático.