«Sí, como el del Señor de los Anillos», comenta el francés Gandalf, acostumbrado a ofrecer la misma respuesta cada vez que le preguntan su nombre. En cuanto al vino, se queda con el número 13, «con buen cuerpo». «Me gusta esta fiesta y el vino payés, los caldos en mi país son técnicos y muy caros», concluye Gandalf, en perfecto castellano. «No, en mi país no he visto nunca una fiesta como esta», añade en spanglish su amiga Miranda, una joven norteamericana.

Y es que la Festa del Vi de Sant Mateu, que comenzó hace casi un cuarto de siglo como un encuentro entre amigos, se ha convertido en una tradición de invierno en la isla, que congrega a aficionados al vino y al embutido venidos de diversos lugares. Como Bas, un holandés afincado en Ibiza desde hace 15 años que asegura ser el único deshollinador de Balears. «El vino número 22 está un poco dulce pero me gusta. La sobrasada la probé esta mañana, muy buena pero picante», comentó el neerlandés, un habitual de esta fiesta. Su hijo Dalin, de ocho años, no dijo nada pero devoró un pedazo de sobrasada envuelto en dos hogazas de pan payés, una buena señal de que le gustó el embutido de la isla.

Su padre, miembro de la asociación de padres y madres del colegio de Sant Mateu, apuntó que en el estand vendían bebidas y comidas para recaudar fondos para ayudar a sufragar los viajes en autobús de los niños.

A las seis de la tarde decenas de personas se arremolinaban ya en torno a las seis bañeras intaladas en la pista de fútbol sala, alimentadas con leña de pino. Estaba previsto que la fiesta se prolongase hasta la medianoche, amenizada con las actuaciones de la colla d´Albarca y del Trío Paradís. Como siempre, las mujeres del grupo de baile elaboraron los tradicionales bunyols.

Otros que disfrutaron a lo grande fueron Jesús, Claudia y su hijo de seis años, debutantes en este evento. «Me lo comentó un compañero y se está muy bien», dijo Jesús mientras preparaba unas sobrasadas en el fuego. «Está muy buena», añadió en la bañera de al lado José, un vecino de Sant Mateu que pertenece a la asociación, como casi todo el pueblo.

22 tipos de vino diferentes

A día de hoy, son unos 300 miembros, según explicó su presidente, Pep Riera, Recó. Como los asistentes que degustaron el vino, coincidió en señalar que este año la cosecha ha sido inferior pero que el vino es de más calidad, un poco más dulce. El motivo, que no ha llovido ni antes ni durante la cosecha, como ocurrió el otoño pasado. Las cantidades ofrecidas fueron similares a las de otros años. A media tarde eran 22 los proveedores que dispensaban gratis el caldo elaborado con las uvas de sus viñedos.

En cuanto a la carne, de la matanza de dos cerdos realizada hace unos quince días elaboraron cerca de 185 kilos de sobrasada y alrededor de 35 de botifarró negre, apuntó Recó. El precio, igual que el año pasado, a cinco euros la porción. «Pan,? todo el que quieran», concluyó el organizador.