­Marta Vilás, presidenta de la Fundación Julián Vilás Ferrer, entregó ayer a Joan Marí Torres, director de Cáritas, un cheque por valor de 3.000 euros para sufragar parte del coste de la operación quirúrgica a la que Elías, un niño de cuatro años con problemas de movilidad en su brazo derecho desde el momento de su nacimiento, será hoy sometido en una clínica de Barcelona. Es la segunda intervención en el brazo del pequeño, que padece una lesión denominada parálisis braquial obstétrica total de la extremidad superior derecha. La primera tuvo lugar cuando tenía ocho meses de edad. En cuanto cumpla los seis años, Elías pasará de nuevo por la mesa de operaciones. La cirugía cuesta en total 7.000 euros, de los que 4.000 los pone la familia de sus propios ahorros, escasos porque solo trabaja el padre, carpintero de aluminio, y porque acaban de saldar el préstamo que solicitaron hace cuatro años para abonar los 11.000 euros de la primera operación.

La presidenta de la Fundación Vilás aseguró ayer que la intervención que necesita Elías y de la cual depende la movilidad de su brazo derecho «no la cubre la Seguridad Social». «Es una operación muy delicada. Es raro nacer con esta lesión, que afecta a todos los nervios de la axila. Son cirugías muy específicas en hospitales muy específicos», señaló Marta Vilás. ¿Y por qué no cubre esta intervención la Seguridad Social? «Imagino -indicó- que porque son cirugías reparadoras con mucho coste. No sé, quizás no les interesa». Un portavoz del Ib-Salut negó este extremo y aseguró que «sí se contempla la intervención en algunos casos», aunque previamente los pacientes pasan por un proceso de rehabilitación y fisioterapia.

El argumento del Ib-Salut coincide con el de Karima Bouzid, madre de Elías, que asegura que tras el parto acudió al hospital preocupada por el brazo del crío: «Me decían que no tenía nada mal, que con la rehabilitación, poco a poco, se recuperaría. Pasado un tiempo fuimos a una clínica de Barcelona. Entonces supimos que tenía un problema en los nervios y que necesitaba una operación. Aquí, en Eivissa, me decían que esperara, que le harían pruebas, muchas pruebas al niño, y que la operación se haría más adelante, cuando cumpliera tres años. Pero en Barcelona me advertían de que el chaval necesitaba la operación antes de que cumpliera los tres años, que no se podía esperar. Cuanto más pronto, mejor para Elías, ya que al crecer también crecerían los nervios. Y cuanto más tarde, peor para él». Tras la operación de hoy, Elías llevará una escayola durante cuatro semanas. Pasado ese tiempo, regresará a Barcelona para que se la quiten y para pasar una revisión.

«No quiero más pupas»

La primera operación, con ocho meses, ya fue dura para la criatura: «Tenía la escayola por todo el cuerpo, desde la cabeza a los pies. Le molestaba, lloraba, no quería comer ni dormir», relata su madre, muy agradecida a la Fundación y a Cáritas. Para la intervención de hoy, Karima ha intentado calmar a Elías: «Me dice que no quiere más pupas, que ya tiene suficientes. Me enseña el brazo, donde hay un par de cicatrices de los puntos, y la pierna, donde hay otra. ´No quiero más´, me cuenta». Antes de aquella primera operación no podía mover el brazo: «Le colgaba. Después empezó a moverlo, pero hay giros que no puede hacer, por ejemplo hacia arriba. Tiene fuerza, pero no es suficiente. Siente los dedos, pero no los abre bien. Se ayuda con el otro brazo, pero no puede moverlo bien solo».