­Ya sea para solucionar los papeles de residencia, organizar cursos de español o de informática o, simplemente, para hacer patria y no perder las raíces, las asociaciones de emigrantes juegan un papel crucial en las Pitiüses, al igual que las casas regionales. Sin embargo, la relación entre estas comunidades y los ibicencos ´de toda la vida´ es muchas veces nula y, en la mayor parte de los casos, se sustenta en prejuicios. La Trobada de Pobles, un encuentro multicultural entre asociaciones que organiza el Consell, intenta cada año, y ya van diez, que estas comunidades se conozcan más unas a otras utilizando la gastronomía y la música como gancho.

Jocely Calafat, presidenta de la Asociación cultural francesa de Ibiza y Formentera, ha acudido a la Trobada de Pobles desde su primera edición. En esta ocasión comparte espacio con la Agrupación de Argentinos, que preside Domingo Alfredo Mammoni. Han decidido ir juntos, argentinos y franceses, para «lanzar la idea, de cara al año próximo, de que se eliminen las casetas individuales para cada asociación y estemos todos más unidos y nos conozcamos más», subraya Mammoni.

Es el mensaje que transmitieron ayer a las autoridades del Consell y el Ayuntamiento, que hicieron un recorrido por el Recinto Ferial en el que pudieron conversar con cada asociación y, cómo no, degustar los productos de cada una de ella. Entre los más exóticos, la bebida de bayas de baobab de la Asociación de senegaleses, el picapollo con yuca regado con mamajuana de los dominicanos, el sushi de la Asociación cultural Wabiza (que ya prepara la semana cultural japonesa entre el 10 y el 17 de mayo) o el exótico po´e (elaborado con calabaza, leche de coco, harina de tapioca y vainilla) de la recién creada a asociación de residentes de la Polinesia francesa. Sin duda, esta última es la más exótica de la Trobada de Pobles con sus pareos estampados, sus ukeleles y su comida, preparada para la ocasión por Melodie Nouveau, que además lucía artesanía hecha de carey y un tiaré, la típica flor polinesia, en el pelo. «Realmente en Ibiza hay muy pocos residentes de la Polinesia pero eso no es motivo para no dar a conocer su apasionante cultura», explica Nouveau.

Todos, desde los marroquíes a los ibicencos, pasando por los bolivianos o los rumanos llevaron a la feria lo mejor de su gastronomía.

Por su variedad destaca la filipina, con nombres de platos que suenan muy irreventes para un español como el puto y el mamón (dos tipos diferentes de bizcocho). En la isla hay unos mil filipinos . «No hemos notado que con la crisis haya menos filipinos, al contrario, las familias están más asentadas y vienen incluso más», explica la presidente de la asociación, Cristina Tuazón.

Las actividades de la Trobada terminan hoy a las 12 horas en el Recinto ferial con un concierto de músicas del mundo a cargo de la Banda Simfònica Ciutat d´Ibiza.