«Es bonito, ¿no?», le comenta Carmen a Margarita, sentadas en la última fila del comedor de la residencia para mayores de Can Blai, convertido, ayer por la mañana, en un auditorio. Medio centenar de internos del centro asisten, por tercer año, al concierto de villancicos que ofrece el Cor del Pla de Jesús. «No todos han bajado. Algunos están encamados y otros han preferido hacer otras cosas», comenta Lorena, una de las trabajadoras, que va sirviendo vasos de agua a los residentes. Eulària, otra de las internas, saluda a una de las integrantes del coro, que se muestra muy cariñosa con ella.

El ´Aleluya´ con el que comienzan el concierto atrae hasta el comedor a algunos de los trabajadores de la residencia, que graban la actuación con sus móviles. Una de las últimas residentes en llegar, en silla de ruedas, pide que la pongan un poco más cerca, en las primeras filas, para poder escuchar mejor.

El ´Chiquirriquitín´, conocida por casi todos, anima a los asistentes al concierto. Al ver la reacción, una de las cantantes de la formación le sugiere al director, Juanfran, algunas piezas que los mayores puedan cantar. «Queremos que cantéis y bailéis, si queréis», comenta a los internos, que ríen. No bailan y sólo unos pocos levantan algo la voz, pero casi ninguno se resiste a acompañar con palmas el divertido ´Ya vienen los Reyes´. Una de las trabajadoras, incluso, se encarga de la percusión golpeando unos vasos de plástico vacíos contra el mostrador metálico en el que, habitualmente, sirven la comida. «Esta es la última, así que ahora tenéis que aplaudir mucho más», anima el director antes de empezar a cantar el tradicional ´Goigs de Nadal´. Una de las cantantes indica al público cuándo acompañar con palmas y cuándo guardar silencio.

Los internos reciben con risas el anuncio del bis. Un regalo por «haber aplaudido mucho», justifica el director, para quien los residentes han preparado un pequeño presente: un pequeño árbol de navidad que le entregan en una bolsa hecha con papel. «Todo es reciclado», comenta una de las trabajadoras señalando los elementos de decoración de la sala: campanas de corcho blanco, flores de cartón, copos de nieve de papel recortado... Lo que aún no saben es si mañana los mayores podrán degustar roscón de reyes. «Ojalá alguien traiga y puedan probarlo», comenta Lorena.