«El frío no es un problema, sabemos cómo combatirlo», bromeó el sábado desde detrás de una de las barras instaladas en la pista polideportiva de Sant Mateu Pep Riera, Pep Recó, presidente de la Asociación de Vecinos del pueblo, que confiaba en que no lloviese para mantener la asistencia de público, muy numerosa desde primera hora de la tarde. «Tengo un amigo con un pequeño viñedo y ya he probado cinco vasitos. Es verdad que se nota un poco menos de calidad que otros años pero está muy bueno», comentó, vaso y sobrasada en mano, Juan Marí, el ibicenco anfitrión de Rafa, de Bagnères sur Mer (Francia), Iratxe, de Bilbao, y Estefanía, de Barcelona. El joven, un veterano en la Festa del Vi de Sant Mateu, con 14 ediciones de las 23 celebradas en su historial, bromeó sobre la escasa afición al vino de sus amigos.

«Es cierto que este año la cosecha puede ser algo más floja, de menos graduación, puesto que llovió justo antes de la recolección», explicó Pep Recó. En esta edición, los cerca de 300 socios de la asociación (casi todo el pueblo) ofrecieron gratis 500 litros de vino de 30 productores diferentes. Además, se degustaron 210 kilos de sobrasada y 64 de botifarró negre obtenidos de la matanza de dos cerdos hace unos 15 días, que pesaron en total 430 kilos.

«De puta mare», bromeó Christian, otro joven de Barcelona, mientras daba buena cuenta de un trozo de butifarra, sobre una rebanada de pan payés, tostado en una bañera alimentada con madera de vid. Su amigo Carlos, de Madrid, estaba de acuerdo en la excelente calidad del embutido. En cuanto al vino, el comentario se quedó en un «se puede beber», aunque aseguraron que iban a tomar algunos más de los dos que ya llevaban. La mallorquina Paquita se disponía a hincar el diente al manjar, enfundado entre dos grandes rebanadas de pan, mientras sus amigos Jaime, Maria, Pep y Nuri, todos de Sant Antoni, torraban sus sobrasadas. «Viene gente de todo tipo, no solo locales, sino de fuera, incluidos bastantes extranjeros», apuntó Pep Recó.

Como todos los años, los miembros de la Asociación de Padres y Madres de alumnos de Sant Mateu ofrecieron cafè caleta, dulces y empanadas, para sufragar el viaje de fin de curso de los niños, y las madres de los miembros de la Colla de ball pagès d´Aubarca cocinaron los tradicionales bunyols, antes de que sus hijos bailasen para animar aún más la fiesta. Estaba previsto que se prolongase hasta medianoche, ambientada con el concierto de Juan Murenu i una colla de gent bona.