El belén de Dalt Vila, el que instalan desde 1999 Isabel Delgado y Jesús García, Traspas y Torijano, está este año más concurrido que nunca. A la Virgen (embarazada), José (vestido con ropa medieval), la mula y el buey (en su caso el burro y la vaca), los pollitos y el gato y la rata que los últimos años esperaban la llegada del niño, se han sumado este año un pastor, un juglar, una gallina ponedora del barrio de Ca n´Escandell y una pareja de patos que habían perdido a sus polluelos. «La gallina llegó un poco averiada, pero le hemos arreglado la pata», comenta Jesús mientras se toma un café muy caliente.

Al nacimiento no le falta ni el lazo verde, símbolo de la lucha contra los recortes en la enseñanza, que decora una de las ánforas del flanco izquierdo del portal, una de las escasas decoraciones navideñas de Dalt Vila.

Los pocos visitantes que pasean por el casco antiguo se paran frente a la reja del patio, desde el que se ve el nacimiento y en el que suenan, ininterrumpidamente, villancicos. Este año le han dado un poco de alegría al último tramo de la calle Mayor colgando una estrella y varias tiras de luces de fachada a fachada. «Desde el Mercat Vell hasta aquí el Ayuntamiento no ha decorado nada», protesta Isabel, que destaca que este año ni siquieran han colocado estrellas luminosas en el antiguo Consistorio, como habían hecho hasta ahora. La pareja observa el belén y abre la verja del patio, por si alguien quiere entrar mientras ellos están allí. Isabel se da cuenta de que al pastor se le ha caído el pajarito blanco que le habían colocado en la mano. Lo recoge con mimo y lo devuelve a su sitio, donde seguirá esperando, hasta la noche del 24, que nazca el niño Jesús. La familia lo colocará en la cuna durante la cena de Nochebuena. «Cuando la gente suba a la catedral para la misa del gallo ya podrán verlo», comentan Isabel y Jesús, que no descartan, el próximo año, incluir a los Reyes Magos, a los que encarnarían unos maniquíes del tamaño de titanes que les ha ofrecido una amiga. Eso sí, no llegarían al portal de Dalt Vila hasta la noche del 5 de enero.