Joseph Goebbels «es un tipo ridículo, grotesco». En 1933, Manuel Chaves Nogales, que se autodefinía como «periodista liberal», describía de esa guisa al entonces ministro de Propaganda alemán, al que acababa de entrevistar tras recorrer aquel año Alemania como redactor jefe de Ahora. Tras ese viaje publicó una decena de reportajes en los que describía la situación que se vivía allí apenas tres meses después de que Adolf Hitler, líder del NSDAP, tomara el poder y diera la vuelta a su país como a un calcetín. Diario de Ibiza publicó la mitad de aquellas crónicas en seis entregas y bajo el título genérico ´Cómo se vive en los países de régimen fascista´, aunque no aquella histórica entrevista con Goebbles en la que solo le permitieron plantear tres cuestiones y debía transcribir literalmente so pena de «ser desautorizado».

Chaves no se dejó embaucar por el ministro de Propaganda, al que describía con crudeza en la entradilla de la entrevista: «Es de esa estirpe dura de los sectarios, de los hombres votados a un ideal con el cual fusilan a su padre si se les pone por delante». De igual manera, sus clarividentes reportajes alertaban de lo que se estaba cociendo en ese país. Pocos se percataron de lo que él avisaba en sus análisis periodísticos. Por ejemplo, los lectores de Es Diari supieron a través de él que aquellos campamentos donde presuntamente los alemanes practicaban gimnasia eran, en realidad, instalaciones donde se daba instrucción militar (no hace falta recordar lo rápido que corrían luego campo a través de la estepa rusa).

Manuel Chaves Nogales. D.I.

Bajo el signo de la esvástica

Chaves visitó, de lejos, el centro de Biesenthal, donde se hacía de todo menos gimnasia sueca: «Haciéndome el desentendido, yo insisto en aproximarme y continúo adelante. El jefe del campamento me sigue, a remolque, unos metros más. Pero he vuelto a sacar mi aparatito fotográfico y este hombre está dispuesto, por lo visto, a que yo no haga fotografías de la ´gimnasia´ de los trabajadores voluntarios».

Al sevillano, redactor jefe de Ahora, medio en el que se leyeron en primer lugar sus reportajes, no le daban gato por liebre. Diario de Ibiza publicó esas crónicas (no todas; la totalidad se pueden leer en el libro ´Bajo el signo de la esvástica´, editado por Almuzara el pasado año) pocos días más tarde: el primero, el 23 de mayo, al que dedicó nada menos que una plana y media columna, algo insólito en una época en que las páginas (¡y Es Diari tenía entonces solo cuatro!) estaban llenas de minúsculas gacetillas. La última crónica, en la que aquel periodista que no se casaba con nadie repartía tanto a nazis (Hitler era «el pintorcillo de puertas») como a fascistas y a comunistas de la URSS («donde unos teorizantes mediocres han construido un formidable imperio»), salió el 16 de junio de 1933 en el periódico ibicenco.

De Getafe a Bakú

Y si ponía de vuelta y media a los soviéticos era porque los conocía de cerca y a fondo: en 1928 voló desde Getafe a Bakú, pasando por Berlín y Leningrado, y publicó una serie de reportajes que aparecieron (en parte censurados) en el Heraldo y que recogió íntegramente en ´La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja´, reeditado también en 2012 por Libros del Asteroide.

Página de Ahora del 7 de abril de 1932.

¿Por qué Es Diari decidió publicar aquellos artículos, aunque fuera parcialmente, de una de las figuras del periodismo español, al que incluso Manuel Azaña menciona y elogia en sus diarios? Es posible que a los responsables del periódico de aquella época les llamara la atención la calidad de sus reportajes y su singularidad, especialmente en esa etapa tan convulsa, pero también podría ser fruto de una amistad labrada desde que Chaves Nogales arribara a Ibiza el 4 de abril de 1932 para acompañar, junto a otros siete responsables de los principales medios de comunicación de España, a Niceto Alcalá-Zamora, entonces presidente del gobierno, que aquella primavera realizó un viaje oficial por Levante y Balears.

«Delirantes aclamaciones»

Chaves cubrió aquella visita oficial (la primera y única de un presidente de la República a la isla), que pasó a la historia porque el destructor ´José Luis Díez´ embarrancó en la playa des Duros: «En la mañana del domingo desembarcó en Ibiza S. E. y fue acogido con delirantes aclamaciones», rezaba el titular de su escueta crónica, remitida, se supone que vía telegrama o telefónica, a las 11.30 horas, 10 minutos después de que Alcalá-Zamora saltara a tierra y se dirigiera a pie el Ayuntamiento y tras escuchar, como era de rigor, ´Roqueta sa meua roca´ interpretada por el orfeón ibicenco.

Siete horas más tarde, el periodista sevillano emitía un nuevo cable, este urgente: «Se ha desencadenado un furioso temporal de viento que hace imposible a los barcos salir de Ibiza. El destructor ´José Luis Díez´ quedó embarrancado y el ´Almirante Cervera´ se hizo a la mar para capear el temporal». Un día después, relataba el mareo que pasaron los periodistas que iban a bordo del ´José Luis Díez´«mientras el señor Alcalá-Zamora hacía un viaje en automóvil a un pueblecito de Ibiza llamado Santa Eulària». Sonaba a reproche.

El libro ´Obra periodística-Manuel Chaves Nogales´, de cuya edición se encarga María Isabel Cintas Guillén y del que, al estar agotado, se prepara una nueva edición, incluye la crónica ´La República y la guerra´, enviada por el redactor jefe de Ahora vía telefónica y publicado el 5 de abril de 1932. Diario de Ibiza, quizás tras contactar en ese viaje con Chaves Nogales, publicó cuatro días más tarde, con su firma y el nombre del medio de procedencia, aquel análisis sobre las fortificaciones de Maó.

Un año después Es Diari reproducía buena parte de las crónicas escritas por el sevillano tras su periplo por Alemania, calcando no solo el texto, sino incluso los ladillos: «En Alemania no hay más que nacionalsocialismo. La eliminación de todas las demás fuerzas políticas y sociales ha sido absoluta y fulminante, merced, de una parte, a la eficacia indiscutible de un instrumento de acción tan contundente como las tropas de asalto [SA], y de otra, a las esperanzas que el nacionalsocialismo, por su raíz demagógica y sus afirmaciones socializantes, ha hecho concebir a los obreros». Chaves, un simple periodista andaluz, presagiaba en esos artículos el abismo al que Europa se encaminaría seis años después. Y también la propia Alemania: así, en otras crónicas aparecidas en el periódico pitiuso alertaba de que «en efecto hay millares y millares de detenidos; hombres a los que se arranca de sus casas y se mete en prisión sin más causa que la de tener unas ideas distintas de las que tienen los que mandan». Subrayaba el peligro que corrían comunistas y judíos: «Es una caza implacable del hombre por el hombre; son los mismos vecinos de las casas los que delatan al judío o al comunista». Chaves lo advirtió seis años antes del comienzo de la hecatombe, cuando el campo de concentración de Dachau acababa de ser construido y aún faltaba un lustro para la noche de los cristales rotos.

SIN FE DE ERRORES: ¿Eivissa? No, Maó

Ahora publicó el 7 de abril de 1933 tres imágenes que databa en Ibiza. En la superior se ve al presidente del Gobierno por el paseo de Vara de Rey (detrás, el hotel Montesol en obras) rodeado de muchos ibicencos. En el pie de las otras dos fotos se dice que el presidente se hallaba «junto a un grupo de señoritas ibicencas, representantes de la belleza de la isla en diversos concursos», en el balcón del Consistorio de Vila... aunque en realidad era un balcón de Maó, que visitó días antes.