Cuando nació Josefa Ferrer Marí, de Can Toni des Graner, una casa de Davall sa Serra -entre Sant Josep y es Cubells- Ibiza y el mundo eran muy distintos a lo que son ahora. En 1912 se hundía el Titanic y moría asesinado el presidente del Gobierno, Canalejas, mientras Ibiza era una isla olvidada, con apenas 30.000 habitantes, en la que la luz eléctrica aún era un lujo del que solo disponían unas pocas casas.

Josefa Ferrer, que ayer recibió el homenaje de su numerosa familia, así como del Ayuntamiento de Ibiza, ha alcanzado los cien años de edad en plena posesión de sus facultades mentales y con un estado de salud envidiable, que le permite rememorar con detalles numerosos episodios de su vida, que son también la propia historia de Ibiza.

Esta mujer, que se casó cuando aún no había cumplido los 17 años y tuvo el primero de sus cuatro hijos a los 19, ha sido testigo de la llegada de uno de los primeros aviones a la isla de Ibiza. Eso sucedió, según recordaba ayer, cuando tenía solo ocho o diez años, es decir, alrededor de 1920. «Estaba guardando las ovejas en el campo, cerca de Sant Antoni. La gente ya comentaba que esa mañana aparecería algo por los aires. El muelle de Sant Antoni estaba lleno de gente esperando. De repente, los animales levantaron las orejas y se oyó un ruido. Apareció una avioneta que se posó sobre el mar. Estuvo allí unas cuantas horas y, por la tarde, cuando se fue, provocó tal ruido que las ovejas se escaparon asustadas y yo tuve que correr tras ellas», recuerda divertida Josefa Ferrer, que también asegura haber visto uno de los primeros coches que llegaron a la isla.

Cuando se le pregunta por el secreto de su longevidad, responde con sinceridad: «No lo sé, porque más mala vida y, al mismo tiempo, mejor vida que yo, no la ha tenido nadie». Lo que resulta evidente es que sus cien años no se deben a una vida descansada y ociosa, pues, aparte de los sinsabores de la Guerra Civil, Josefa Ferrer se vio obligada a trabajar duramente desde muy joven. Primero como vendedora de ropa, después como empaquetadora de calcetines en la fábrica de Can Ventosa, luego en la destilería Marí Mayans y finalmente como cocinera en el restaurante El Corsario, demostró siempre un carácter fuerte e infatigable. Como empleada de este restaurante de Dalt Vila, entabló cierta amistad con una de sus clientas asiduas, la actriz Romy Schneider, protagonista de Sissí Emperatriz.

Sobre los cambios que ha vivido la isla, Josefa se limita a abrir los ojos y emitir un prolongado ¡¡uuff...!! «Hoy en día todo el mundo vive bien, es rico; no hay comparación». Al recordarle la crisis actual, responde que, pese a ello, «se vive aún mejor de lo que nadie vivía antes». Lo que no esperaba era cumplir los 100 años: «Nunca me lo hubiera figurado. Ha sido voluntad del Señor», asegura.

Las claves

TESTIMONIO

Testigo de la llegada de uno de los primeros aviones a Ibiza

Alrededor de 1920, Josefa Ferrer observó cómo amerizaba en Sant Antoni el que podría ser el primer avión que vino a la isla.

TRABAJO

Cocinera en El Corsario y empleada en Can Ventosa

La centenaria ibicenca conoció a la actriz Romy Schneider durante su etapa de cocinera en el restaurante El Corsario, de Dalt Vila. También trabajó en la fábrica textil de Can Ventosa.