La de ayer fue una festividad de San Rafael muy especial para Juan Riera Bonet. Al final de la misa, el exedil José Ramón Serra, Pilot, y Catalina Serra, en nombre de los obreros de la parroquia, le entregaron una placa de plata como recuerdo por los tres años que ha sido vicario general de Sant Rafel. Ahora regresa a la parroquia de Santa Agnès, justo al lugar donde nació hace 77 años y a cuyo frente permaneció una década. Juan Riera no ha parado desde que a los 10 años bajó desde Corona a Vila para estudiar en el instituto Santa Maria. Luego ingresó en la Universidad Pontificia de Comillas, en Madrid, y comenzó una etapa como misionero que le mantuvo en Huacho (Perú, al norte de Lima) durante 20 años. El sacerdote regresó en 1990 a Ibiza, donde se ocupó cinco años de Sant Jordi, otros cinco de Santa Eulària y otros cinco (se ríe al repetir la cifra) de la iglesia de Santa Cruz. ¿Y con 77 años no se jubila? «Es que yo me siento estupendo», comenta sonriente.

En realidad, a los últimos tres años en Sant Rafel, Riera debería sumar otros dos que pasó en esa parroquia para reemplazar temporalmente a Josep Planells Bonet, que se hallaba enfermo. Precisamente, Planells fue felicitado ayer por todos los políticos (uno a uno) que acudieron a la festividad del santo patrón, tanto por ser muy conocido y querido en el municipio como por saber que prepara un nuevo libro, algo de lo que el obispo de la diócesis, Vicente Juan Segura, informó durante la misa, que celebró enteramente en catalán. El autor de ´Remembrances´, ´Vora el foc´, ´Hora màgica´ y ´Viatge insòlit´ presenta el miércoles 14 de noviembre, justo el día de su cumpleaños, ´Forca amunt, Forca avall´, una recopilación de poemas inéditos, según explicó tras el oficio.

El padre José Hayes, del Instituto del Verbo Encarnado, sustituirá a Juan Riera. En su primer San Rafael ibicenco, este argentino natural de Mercedes repasó las mejoras emprendidas en su nueva parroquia en los últimos 12 meses: la reconstrucción de 40 metros del muro de contención, el encalado del templo, la instalación de la nueva veleta en el campanario, la colocación de 246 metros cuadrados de empedrado en la plaza, el arreglo del techo de la iglesia (por goteras), mejoras en el porche y la habilitación de una rampa de acceso para discapacitados.

Varias ramas de palmera, decoradas con flores rosas de bignonias, adornaban las dos columnas de entrada al templo. Al término de la misa comenzó la procesión de ocho imágenes, que en cuatro minutos dio la vuelta a la iglesia con San Vicente en cabeza y San Rafael cerrando la marcha. Entre los presentes, el presidente del Consell, Vicent Serra, que llegó media hora tarde a la misa, y la alcaldesa de Sant Antoni, Pepita Gutiérrez, que justo hace dos años, cuando aún era precandidata, comenzó allí a darse a conocer entre los rafalers repartiendo sus primeras orelletes. Ayer se encargó de esa faena buena parte de su equipo de gobierno.

Reliquias. El obispo recibe una copia del Santo Cáliz de Valencia

Al obispo Vicente Juan Segura le gustaría volver esta misma tarde de Valencia, pero no hay vuelos. Tendrá que ser mañana cuando regrese con un paquete muy especial en sus manos: una copia del Santo Cáliz que se conserva en la catedral de esa ciudad y que según la tradición fue el que usó Jesús en la última cena. Hoy se celebra en la catedral valenciana la fiesta anual del Santo Cáliz, acto en el que el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, entregará la réplica de esa fina taza de ágata al obispo ibicenco. Se agradece así a Ibiza que desde el 4 de marzo de 1810 y hasta el 15 de febrero de 1812 protegiera la reliquia de «la rapacidad de los invasores napoleónicos», según señala el obispado en un comunicado. En principio, la copia (se repartirán hoy siete) del Santo Cáliz será depositada en la catedral, pero el obispado baraja dos opciones: trasladar el grial a cada parroquia solo con motivo de sus respectivas fiestas patronales o repartirla durante una temporada en cada una de ellas.