La curta, la llarga, sa filera i les nou o dotze rodades, las cuatro danzas más importantes del ball pagès, ya son Bien de Interés Cultural bajo la tipología de bien inmaterial. Así lo recoge el Boletín Oficial de Balears (BOIB) en su edición del jueves, tras su aprobación en el pleno del Consell de Ibiza del pasado 25 de mayo. Con esta publicación se llega al final de un proceso que comenzó hace más de un año, con el inicio del expediente por parte de la Comisión Insular de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Patrimonio (Ciotupha).

En el anexo de la declaración se incluye el informe preceptivo, que asegura que se trata de «bailes pertenecientes a la sociedad rural que tienen como característica común la diferenciación entre los papeles del hombre y la mujer (...). La música que acompaña las danzas es interpretada por el sonador con el tambor y la flaüta y por los balladors masculinos con las castanyoles».

También se señala que el origen de los bailes es desconocido, «si bien sus características (forma de círculo) y la intensa carga ritual nos hace pensar que puede tratarse de danzas de origen muy antiguo». Asegura que podrían estar relacionadas con antiguos cultos paganos alrededor del agua (las ballades se hacen tradicionalmente junto a pozos y fuentes) y que con el tiempo se han hecho coincidir con las festividades cristianas.