Nicolaï conoce muy bien Ibiza ya que, a pesar de que vive en Bélgica, ha pasado en la isla largas temporadas. Ha colaborado en proyectos como ´Un lugar para las butter cookies´, de Fernando Monge, y durante más de nueve meses convivió con el artista Cis Lenaerts para captar la singular complicidad del trabajo con su ayudante, Manuel Castillo.

—¿Por qué escogió a Cis Lenaerts?

—Ante todo Cis es un amigo que conozco desde hace diez años. Es amigo de mis padres. Un día en unas vacaciones hablamos de un poco de todo, de documentales... ahí comenzó todo. Estuve en su casa y en su estudio y percibí que se creaba un ambiente especial trabajando con su ayudante Manuel Castillo. Fue algo especial verlos trabajar juntos, tantas horas y por eso comencé. No hace falta más. Su vida tiene mucho color.

—¿Es un documental clásico, experimental?

—No es un documental clásico. Después de poco tiempo rodando me di cuenta de que no es posible hacer un documental de Cis. Yo no puedo hacer un documental de él, no se puede contar a Cis, su vida y todo lo que ha hecho en 54 minutos. He rodado un momento en la vida de Cis. El ambiente de ese momento es todo lo que quiero mostrar.

—¿Se centra en su trabajo de pintor o muestra otras facetas?

—Durante el rodaje del documental estuve con él no solo cuando pintaba. Se rodó entre las vacaciones de verano y las de Navidad de 2010. En total fueron nueve meses. Espero con esto mostrar un pedazo de su vida pero lo que quiero de verdad es mostrar es el ambiente.

—Tiene un título llamativo: ´Un año sin tomate´. ¿Se puede desvelar a qué se refiere?

—Está en la película, hay que ver la película. Prefiero poner títulos muy cortos pero ´Cis´ era demasiado corto [ríe].

—¿El documental ahonda también en las dificultades a las que se enfrenta una persona que sufre una discapacidad?

—No. Es verdad que no podemos obviar que tiene una discapacidad pero es algo que se olvida porque es una persona totalmente optimista. Los problemas que él tiene están en la película, pero no los he grabado a propósito para mostrarlos.

—¿Ha contado con ayuda para rodarlo o es una autoproducción?

—Efectivamente, lo he hecho yo solo. Ya he hecho cuatro o cinco documentales pero esta es la primera que lo hago solo. No creo que Cis hubiese estado muy de acuerdo con tener a dos o tres personas más rodando en el estudio. Además, no puedo captar un ambiente determinado con un equipo detrás de mí porque estoy pensando en demasiadas cosas. Prefiero trabajar solo. Seguro que no es siempre fácil, sobre todo por el sonido, pero es un documental. Las cosas son así, no es ficción. Para mejorar la calidad del sonido es mejor trabajar con alguien pero prefiero hacerlo solo.

—¿Se va a proyectar en más salas? ¿Qué recorrido le gustaría que hiciese el documental?

—La voy a presentar aquí en Ibiza para decirle ´gracias´ a toda la gente que me ha dejado hacer esta película. Después intentaré llevarla también a festivales.

—Es su primer proyecto completamente personal. ¿Su intención es ahora dedicar más energías y tiempo al cine o es complicado?

—No es tan complicado, tengo un montón de ideas. Lo que ocurre es que este tipo de documentales no es muy comercial. No voy a ganar mucho dinero con esto así que tendré que hacer otras cosas. Claro que haré todas las películas que pueda.

—¿Cuándo empezó su trayectoria en el mundo del cine?

—He estudiado dirección cinematográfica, en una Filmschool en Vancouver, Canadá. Pero fue un curso intensivo de solo un año. Después trabajé un poco en la televisión belga pero, como he comentado, no me gusta mucho trabajar con mucha gente [ríe]. Recuerdo que desde que era muy pequeño me gustaba coger una cámara y grabar. La cámara de mis padres la utilicé yo más que ellos. Después grababa a los amigos, las vacaciones y hacía pequeños montajes con música. Cuando fui a estudiar a Canadá tenía 20 años y pensaba en hacer películas de ficción, no documentales. No me interesaban, pero en esta escuela tuve un profesor muy bueno que me dejó el gusto por hacer documentales. Eso lo entendí cinco o seis años después de estar en el curso. Ahora veo muchas cosas, pequeñas o grandes, que quiero grabar, saber qué pasa ahí. En 2006 rodé un pequeño documental sobre las cometas del festival ´Posa un estel al cel´ de Pepín Valdés. Me gusta fijarme en las cosas pequeñas y con eso no quiero decir que lo de Cis sea ´algo pequeño´ sino que es un momento pequeño en la vida de una persona, en algo mucho más grande.

—¿Qué es lo que ha querido mostrar de Lenaerts? ¿Qué poso querría dejar en los espectadores?

—El ambiente que se crea entre Cis y su ayudante Manuel, que llevan nueve años trabajando juntos. Dos personas que hacen arte, una con las ideas y otra que las materializa. No es fácil trabajar juntos siempre así. Pero hay que ver el documental. No se puede explicar de otro modo.