La Agrupació folklórica Aires d´Andratx (Mallorca) y el Grupo folclórico Virgen de la Vega (Murcia) han sido los invitados a la XI Mostra Folklòrika Ciutat d´Ibiza que organiza Sa Colla de sa Bodega y que se ha llevado a cabo este fin de semana: el sábado en ses Figueretes y ayer en el paseo de Vara de Rey de Vila.

Más de 300 personas se reunieron ayer para disfrutar de la música y las danzas de las dos agrupaciones invitadas y de la anfitriona. Como es ya tradición, los participantes en la muestra desfilaron al son de la música desde su hotel, el Ibiza Playa, hasta el escenario situado en esta ocasión en el centro de la ciudad. Los 35 mallorquines que se habían desplazado hasta Ibiza fueron los primeros en actuar y causaron una grata impresión al público. Las de Andratx, que ya habían visitado la isla en anteriores ocasiones, lucían trajes austeron con delantales de rayas, largas trenzas y pañoletas blancas en el pelo. Pero la sobriedad de su indumentaria poco hacía presagiar el movido ritmo de sus boleros, jotas y mateixes. Guitarra, xeremies, tambor e incluso gaita confieren a estas danzas reminiscencias celtas y aragonesas que las animan y permiten el lucimiento de los bailarines.

In crescendo

El ritmo del espectáculo de los de Andratx es creciente, tanto que en uno de los últimos números una bailarina giró y brincó tan deprisa que no solo enseñó calzas y enaguas sino que acabó en el suelo sobre su pareja acompañada por las risas y los aplausos del público.

Hasta la concejala de Cultura de Vila, Lina Sansano, tuvo palabras de elogio para esta formación por su «vigorosidad y alegría». La representante del Ayuntamiento, que patrocina el festival, disculpó a la alcaldesa, que no asistió al evento por encontrarse de viaje: «Le hacía mucha ilusión asistir, porque ella es de Murcia», señaló Sansano.

Los mallorquines tuvieron que marcharse nada más terminar su actuación porque debían embarcarse de regreso a su isla, pero se llevaron como recuerdo el primer sello de correos de carácter privado hecho en Ibiza por la Colla de sa Bodega. El escenario fue ocupado entonces por los murcianos, cuyas mujeres lucían una indumentaria mucho más barroca y vistosa con peinetas, lazos y flores en el pelo. A los claveles rojos y blancos que las bailarinas llevaban en la cabeza se sumaban los del escote y unas bellas mantillas bordadas con hilos de colores o lentejuelas doradas.

«Eche usté, eche usté, eche usté, anisicos en el delantaaaal», rezaba la letra de la primera pieza que bailaron, una jota acompañada por castañuelas. «Nena si quieres, en el pañuelo te pongo alfileres», entonaban los miembros de este grupo, fundado en 1968 y poseedor de la Medalla de Plata de la Ciudad de Murcia y la Medalla de Oro del Festival Internacional de Folklore en el Mediterráneo.

Los bailes de esta veintena de murcianos entretuvieron a los asistentes hasta el momento de la actuación de los anfitriones, los miembros de la Colla de sa Bodega, que mostraron al público las características propias del folclore local y cerraron la última edición de este ya consolidado festival dejando un buen sabor de boca.