El aplauso a las palabras del maestro, compañero y director se prolonga hasta que anuncian el discurso del conseller balear de Educación, Bartomeu Llinàs, que hace unos minutos que le ha entregado la Medalla al Mérito Educativo, la primera que se concede. Un portavoz del Govern enumera los valores del homenajeado: «su trayectoria profesional caracterizada por su capacidad de liderazgo, la eficacia y un alto sentido de la responsabilidad». Ildefons recuerda que nació en Formentera, que sabía de la importancia de un maestro por su padre, que sentía admiración por el mestre Lluís Andreu, que pudo estudiar el Bachiller en Ibiza gracias a una beca y que junto a otros dos compañeros se marchó a estudiar a Palma. Uno de esos compañeros está en el salón de plenos del Consell, señala Ildefons. Al maestro, entre saludos, besos y felicitaciones, le ha costado llegar hasta la tribuna.

«Cuando le dije que era la primera medalla y que se la entregábamos a él, él mismo ponía excusas, pero no le dejé opción», señala el conseller. «La educación necesita gente como él», añade Llinàs, que asegura que es difícil «imaginar el colegio Puig d´en Valls sin él». «Ha sido un director constante y entusiasta, creativo e innovador», concluye. «Una medalla, dos o las que hagan falta», considera el presidente del Consell de Ibiza, Xico Tarrés, que se merece Ildefons Juan. El presidente asegura que Ildefons ha convertido Puig d´en Valls «en un referente educativo de la isla» y recuerda cómo el maestro, que le acompañó en sus primeros pasos en el mundo de la política, le enseñó a entender en qué consistían los presupuestos de una institución. «Los comparó con unas matanzas. Me dijo que había sobrassades y botifarres y que teníamos que hacer trocitos», detalla Tarrés. poco antes de dar por concluido el acto, que finaliza con otro largo aplauso.

En la cafetería del Consell espera el aperitivo, pero todos los asistentes lo ignoran. El público se dirige a las primeras filas del salón de plenos, donde Ildefons habla con las decenas de personas que se le acercan. Excompañeros del colegio, antiguos alumnos… «Era muy serio, pero me gustaba mucho. Lo tenía en Catalán y Dibujo y era muy estricto, pero te hacía reír. Recuerdo que dibujaba unos círculos perfectos en la pizarra», recuerda Inés Tur, que coincide con un excompañero de clase en el corrillo que se ha formado alrededor del homenajeado y en el que hay desde niños de once años a maestras jubiladas. Edu Sánchez, actual directora de Puig d´en Valls, aún tiene los ojos llenos de lágrimas. «He estado siempre con él. Estuve dos años en Sant Llorenç y luego ya llegué a Puig d´en Valls. Han sido 26 años trabajando juntos. Es un buen líder. Una vez estuve a punto de irme al instituto Isidor Macabich, pero me dijo que teníamos la escuela que queríamos y acabé quedándome», explica. Para Patricia y Coral Arenas, de 15 y 13 años, fue el director del colegio. «Es diferente a todos los demás profesores», comenta Patricia. «Era muy serio pero muy divertido», continúa Coral, que recuerda con una sonrisa las veces que le pedía que no corriera por los pasillos.

Albert y Laura Marí, de 14 y 11 años, no han querido perderse el acto. Ildefons fue profesor de Estudio Asistido de Albert y de Catalán de Laura. Los dos aseguran que aunque era un profesor serio siempre les hacía reír. Esta misma capacidad para sacar una carcajada de los alumnos es lo que recuerda Helena Luzón, de 16 años, que confiesa que ha llorado durante el acto. «Me dio Catalán. Es el mejor profesor que he tenido. Me hacía reír incluso cuando me regañaba», asegura Helena. Recuerda especialmente las risas de un día en que una compañera, Maria Lluïsa, pasó toda la clase sentada en el suelo «y él siguió dando la lección como si no pasara nada», comenta con una sonrisa mirando al que fue su profesor, que, contento, continúa rodeado de amigos.