Un nuevo estudio ambiental retrasará las obras de la desaladora de Santa Eulària

EIVISSA | E. RODRÍGUEZ

La comisión balear de Medio Ambiente obliga al Ministerio del mismo ramo a presentar un estudio de evaluación de impacto ambiental de la modificación del proyecto de la nueva desaladora de Santa Eulària, lo que provocará un nuevo retraso en la ejecución de la obra. Un portavoz del Ministerio de Medio Ambiente reconoció ayer a este periódico que la realización de dicho estudio de evaluación conllevará «una demora» añadida en las obras, aunque sin precisar más. «Hasta que no dispongamos de la información no se puede avanzar nada. Hay estudios de impacto ambiental que tardan años (aunque al tratarse de la modificación de un proyecto aprobado no es el caso), y otros, sólo seis meses», apuntó.

La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, explicó hace casi dos semanas en Eivissa que las obras de la desaladora están parcialmente paralizadas a la espera de que culmine la tramitación de la modificación incorporada al proyecto inicial, que tiene como objetivo incrementar en un 50% la capacidad de producción de agua desalada, pasando de 10.000 a 15.000 metros cúbicos de agua al día.

Además, el Ministerio prevé ahora que la captación del agua se haga directamente del fondo del mar a través de una torre sumergida a una profundidad de 18 metros, en vez de hacerlo a través de pozos. La canalización que conducirá el agua hasta la planta desalinizadora estará parcialmente soterrada para evitar la agresión a la pradera de posidonia.

La comisión balear de Medio Ambiente apunta que el Ministerio debe evaluar el impacto sonoro sobre el entorno socioeconómico del área que supondrá la modificación de los mecanismos de impulsión del agua que se instalarán en tierra, así como ampliar los modelos de dilución del vertido final de la planta para verificar la posible aparición de impactos no únicamente puntuales, sino derivados de procesos de cambios ambientales a lo largo del tiempo.

También se solicita al Ministerio más datos de la composición del agua de rechazo y la ubicación de un punto de vertido de la misma en cotas de profundidad en la que no se desarrollen praderas de posidonia. La concentración de sal en estas zonas no puede superar los 38,5 gramos por litro.

Además, se deberá dar audiencia al Consell Insular de Eivissa para la realización de un estudio de impacto arqueológico.

La afección a la posidonia

La comisión balear de Medio Ambiente obliga al Ministerio a que ubique puntos de vertido del agua de rechazo en cotas de profundidad en la que no se desarrollen praderas de posidonia. En estas zonas la concentración de sal no puede superar los 38,5 gramos por litro.

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