LA CRÓNICA

Agnes del error

Cristina Higueras, la psiquiatra, y Fiorella Faltoyano, la madre superiora, ayer, en Can Ventosa / Moisés Copa

Cristina Higueras, la psiquiatra, y Fiorella Faltoyano, la madre superiora, ayer, en Can Ventosa / Moisés Copa

Eivissa | José Manuel Piña

Por encima del argumento escrito por John Pielmeier y de la vigencia que ha recobrado en España al calor de la polémica entre la Iglesia católica y los defensores del estado laico, el auténtico interés de `Agnes de Dios´ reside precisamente en el talento de sus actrices para encarnar los aparentemente antagónicos personajes de la obra, en el duelo de actrices que se establece entre ellas. Jane Fonda y Anne Bancroft consiguieron dar en el cine credibilidad a la psiquiatra atea y a la madre superiora de una comunidad religiosa, aunque la dirección de Norman Jewison y el ambiguo final del filme restaban interés a la película. Cristina Higueras y Fiorella Faltoyano lo consiguen también a pesar de que la austera puesta en escena y una dirección algo premiosa le dan al montaje de Fernando Méndez Leite una cierta lentitud algo desmotivadora, especialmente al comienzo.

La trama no es sencilla y pertenece a ese estilo de thriller psicológico con pretensiones de escándalo en que nadie es al final lo que parece al principio y todos van demostrando en la evolución de la trama que sus posiciones opuestas no son en realidad tan antagónicas. El argumento de `Agnes de Dios´ gira en torno al conflicto creado en el convento al aparecer en la celda de una monja (interpretada también con mucha bravura por Ruth Salas) el cadáver de un recién nacido. El entorno en el que ocurre el asesinato rodea también a la obra de un cierto morbo: no sólo hay que averiguar quién ha matado al bebé, sino cómo pudo quedarse embarazada una monja joven, que no sabe nada de sexo y que se considera a sí misma un error, idea que le inculcó su madre, a la que se dibuja como alcohólica y promiscua. Para darle al asunto más emoción, la monja presuntamente asesina resulta ser hija de la hermana de la madre superiora.

Cada una de las partes, la religiosa y la científica, trata de ayudar a la culpable-víctima de las circunstancias desde sus respectivos puntos de vista, completamente enfrentados. Ningua de ellas lo consigue. Agnes de Dios acaba recluida en un psiquiátrico, deja de hablar, de comer y muere. Sobre esa trama deben componer sus personajes las tres únicas actrices que requiere la obra. A favor de este montaje debe resaltarse, sin embargo, el valor de sus responsables de no dulcificar el final a favor de un happy end inverosímil, como sí se hizocon la película: la verdad de la monja asesina porque no quiere que su hija sea también un error deja en evidencia la hipocresía de la sociedad, el horror de una educación represiva y las contradicciones internas de las tres protagonistas, muy bien planteada por Cristina Higueras y especialmente, por Fiorella Faltoyano, soberbia en su papel de monja moderna.

Tracking Pixel Contents