Una filtración en una cañería podría ser la causa de los vertidos de Sant Jordi
Eivissa/Sant Jordi | S. P./ A. F. F.
Los técnicos del Govern sospechan que una fisura en la tubería que lleva el agua de lluvia hasta el depósito y las bombas de la rotonda de Can Fonoll, en la carretera del aeropuerto, es la responsable de que se viertan diariamente al torrente de ses Miqueletes toneladas de agua procedente de los pozos y depósitos subterráneos de Sant Jordi.
Así lo apuntó ayer el director General de Obras Públicas, Antoni Armengol, quien aseguró que ya se ha requerido a los técnicos de la conselleria de Obras Públicas para que «sondeen el tubo desde el depósito hasta la salida para localizar y reparar la posible fuga».
Por otro lado, desde la conselleria de Medio Ambiente del Govern se explicó que el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil solicitó a la dirección general de Recursos Hídricos un informe sobre este vertido.
Armengol reconoció que, al poco de instalarse la estación de bombeo hace unos meses, «se descubrió que había una fuga que se vertía de continuo en el depósito de pluviales, por lo que continuamente se acumulaba el agua y se activaban los motores y se arrojaba agua al torrente».
«Tras investigar la cuestión vimos que el problema estaba en el depósito, por lo que lo impermeabilizamos, aunque parece que no logramos solucionar el problema», añadió.
El alto cargo autonómico señaló que, sin restar importancia a la cuestión, «en todo caso estamos hablando de una pequeña extracción de agua que se filtra del terreno y que se vierte en un torrente donde la tierra lo vuelve a absorber».
Por su parte, el conseller de Movilidad del Consell Insular de Eivissa, Albert Prats, aseguró que «el auténtico problema es que en lugares como Eivissa se hagan carreteras en trinchera». «La obra es profunda y el nivel freático elevado, con lo que el pozo de control está por debajo de dicho nivel, absorbe agua dulce y la bombea como si fueran pluviales. Para solucionarlo hay que impermeabilizar el depósito y evitar las filtraciones de los acuíferos», añadió.
Prats explicó que el diseño de la carretera ha supuesto que «sea preciso contar con drenajes para cantidades ingentes de agua que deberían ser canalizadas a torrentes, lo que implica obras muy importantes». «En algunos casos, las canalizaciones desembocan en mitad de una finca. Estos drenajes tienen una capacidad máxima de 16 metros cúbicos por segundo, lo que a veces resulta insuficiente», añadió.
«Este tipo de actuaciones son un peligro y una irresponsabilidad por parte de quienes gobernaban cuando se aprobaron este tipo de proyectos», aseguró.
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