Los cinco sentidos se despiertan en cuanto el comensal se sienta a la mesa en el restaurante Calma, convertido ya en todo un icono para los residentes en la isla. Situado en un entorno privilegiado, con unas vistas de impacto al Mediterráneo, Dalt Vila y el puerto de la ciudad, el establecimiento abre todos los días del año para regalar a sus clientes un sinfín de sensaciones.

Si cuando hace buen tiempo disfrutar de su terraza es todo un capricho, sentarse en su cálido interior en los días más fríos es un placer. Y qué mejor que acompañar esos momentos con un buen desayuno, una comida excepcional y, los fines de semana, también con cenas de altura. La especialidad de Calma son los pescados frescos, a los que se suman otras propuestas y platos de temporada como el rabo de toro, la paletilla de cordero o el cochinillo con salsa de miel y romero. Una propuesta variada para disfrutar todo el año.