El Viejo Gallo abrió por primera vez sus puertas en 1959. Las seis décadas de experiencia de este entrañable establecimiento han servido para reafirmar la apuesta por el producto local.

Su gerente, Fernando, se esmera para trabajar con lo mejor del mar y garantiza el suministro de pescados, gambas y langostas siempre frescos gracias a su colaboración con las cofradías de pescadores de Vila y Sant Antoni. El tiempo dedicado a la selección de estos productos se traduce luego en satisfacción por parte de los clientes, que disfrutan de las mejores recetas marineras de la cocina tradicional ibicenca, entre las cuales hay deliciosos arroces.

La carne es otra de las especialidades de este emblemático local. Las piezas que se emplean en sus platos a la brasa y a la piedra son siempre de exquisita calidad para contentar a los amantes de la excelencia. Pero su manjar más clásico es el curry, que se ofrece a los comensales desde 1959.

Las instalaciones de este restaurante cuentan con un amplio aparcamiento privado, una encantadora terraza cubierta y una cocina abierta que permite a los comensales observar el proceso de elaboración de los diferentes platos. El buen funcionamiento de este local es mérito de su personal, que es parte de la esencia del Viejo Gallo.