Entrevista | Juanma Costa Presidente Asociación Hotelera de Formentera
Juanma Costa: «El nuevo registro de huéspedes es una barbaridad, un abuso»
Nacido y formado en el seno de una familia inmersa en el universo empresarial turístico, Juanma Costa conoce todos los entresijos de un sector que ha visto desarrollarse en Formentera desde sus inicios.
Considera que la situación política en la isla podría tener efectos negativos en el turismo si se paralizan infraestructuras e inversiones y critica que la APB haya tomado la decisión sobre el futuro de la Savina sin consensuarlo con la sociedad y los empresarios.

El presidente de la Asociación de Hoteleros de Formentera desde 2021, Juanma Costa. | D.I.
Pilar Martínez
Hace unos días se publicaron los resultados de la temporada estival de 2024, que muestran una ocupación de las plazas hoteleras de un 73,7%, lo que representa un aumento del 1,8% respecto ¿Qué le ha parecido?
Ha sido una temporada correcta, pero algo extraña, con altibajos importantes en junio y julio que, por suerte, se han podido recuperar luego, y que ha terminado con un balance muy parecido al del año pasado. Pero me gustaría destacar que ha sido una temporada irregular en toda la cuenca mediterránea, no solo en Formentera o Eivissa. Las razones seguramente hay que buscarlas en la situación económica en toda la Unión Europea, que ha sufrido un pequeño bajón. No creo que haya que preocuparse, pero es un aviso de que de un día para otro el mercado puede caer y hay que estar con los ojos bien abiertos. La Administración, por su parte, debe saber manejar todos estos flujos turísticos y tener los destinos impecables en todo momento para recibir a nuestros clientes.
¿Ya tienen alguna previsión para la próxima temporada o todavía es muy pronto?
Con el fin hace unos 15 años de las reservas con antelación de los turoperadores, que monopolizaban y dominaban el mercado, las expectativas son cada vez más difíciles de cumplir porque la gente reserva a última hora. Hay mucha venta directa y la gente se monta sus propias vacaciones con poca antelación, como hemos podido comprobar este año: en el mes de mayo las reservas iban por encima de la temporada pasada y, de repente, se paralizaron las ventas, incluso se produjeron cancelaciones, y pasamos un junio y un julio preocupados porque no llegaban reservas. Así que las previsiones se hacen ahora de mes en mes, no se pueden anticipar.
El pasado verano, el sector del taxi mostraba su preocupación por el turismo de un día, que no pernocta en la isla pero satura el servicio e impide cumplir correctamente con la demanda de los visitantes alojados en establecimientos turísticos. ¿Cómo afecta al sector hotelero este tipo de visitantes de un día?
Influye en toda la isla. Primero, porque los turistas que llaman a un taxi para que les recoja en el hotel y tarda media hora porque están ocupados, muy contentos no estarán. Este tipo de visitante puede ser positivo a corto plazo, en el sentido de que puede gastar en comida o en una pequeña excursión, pero si hay una cierta saturación en las infraestructuras de la isla, perjudica al turismo que realmente nos aporta económicamente, que es el que se aloja en la isla. Artal Mayans, conseller de Turismo, ha puesto sobre la mesa la posibilidad de cobrar una tasa a este tipo de visitantes, una propuesta que al menos sirve para iniciar el debate sobre esta problemática. No soy partidario de soluciones drásticas o agresivas pero sí de soluciones que tengan el mínimo impacto para el sector turístico y que sean lo más eficaces posibles.
Hablando de tasas al turismo, ¿qué opinión le merece el aumento de la ecotasa que propuso en octubre la presidenta del Govern balear, Marga Prohens?
La verdad es que no sé si es una medida que se va a concretar en algo o solo fue un anuncio para tantear cómo se acogía la idea. Pero la simple noticia de la subida de la tasa no es positiva ni para el mercado ni para los propios turistas, que son quienes lo van a tener que pagar. El mercado no sabe nada más por el momento, no nos han informado de nada.
En una encuesta publicada hace unas semanas por la Pimef, destacaba el dato de que los propios encuestados alertaban de la mala relación entre calidad y precio en la isla, así como de la dificultad de encontrar profesionales formados. ¿Está de acuerdo?
No voy a opinar sobre una encuesta que no es de la Asociación de Hoteleros, pero sobre la calidad hay que tener en cuenta que el sector servicios está en auge desde hace muchos años no solo en Balears sino en toda España y en Europa. Hay mucha demanda y es muy difícil encontrar personal cualificado. Además, se trata de trabajadores con mucha rotación, de manera que no es fácil formar de una manera adecuada y a largo plazo a gente que no sabes si el año que viene va a seguir contigo. No nos queda más que luchar con las armas que tenemos y dar el mejor servicio que podamos.
También es un tema recurrente cada temporada la falta de oferta de ocio nocturno en la isla. ¿Tan necesario es? ¿No pondría en peligro el turismo familiar o el que viene buscando calma y tranquilidad?
El turismo que recibe Formentera es muy variado, no solo es familiar, sino que tenemos muchos visitantes jóvenes y de mediana edad que vienen en pareja. Este turismo quiere visitar las playas y conocer la gastronomía local, pero luego quiere salir a tomar una copa y disfrutar del ocio nocturno. Ese aspecto en Formentera creo que es un poco escaso. No queremos un modelo de ocio como el de Eivissa, por ejemplo, ya que tenemos un modelo propio basado en la tranquilidad, pero no estaría de más abrir un debate y plantearnos si necesitamos más iniciativas particulares para fomentar esta diversión o como mínimo esta variedad para que la gente, después de cenar, pueda salir a tomar una copa tranquilamente. El mercado de alta calidad que llega en estos momentos a la isla está reclamando algo más en este sentido.
El Gobierno central ha puesto en marcha un nuevo registro de clientes de establecimientos que ejerzan actividades de hospedaje que ha sido recibido con fuertes críticas y oposición por parte del sector.
Es una barbaridad, un abuso por parte de la Administración central de los medios que puedan tener las empresas turísticas para controlar a los visitantes que llegan. Si es un tema de seguridad, creo que con los datos que se facilitan hasta ahora debería ser suficiente. Todo el proceso implica ahora mayores cargas administrativas y de personal para los establecimientos, que repercuten en costes importantes y pueden afectar a la calidad del servicio y a nuestros clientes también. El tiempo que ahora se necesita para tramitar cada llegada es excesivo y, además, el cliente tiene que darnos datos que pertenecen a su esfera privada y quizás no quieren facilitar, o se sienten incómodos, como la relación entre los huéspedes que ocupan una misma habitación.
Volviendo a temas más locales, la crisis política que arrastra Formentera desde hace ya un año, ¿cómo afecta al sector turístico?
De política no voy a hablar pero sí es verdad que esta situación puede acabar afectando al sector si, por ejemplo, se paralizan las mejoras en infraestructuras y el buen ritmo de inversiones que había hasta ahora. Hay muchos proyectos bloqueados en estos momentos y tampoco se están poniendo sobre la mesa otros proyectos que serían interesantes para mejorar las zonas turísticas. Por otro lado, seguimos echando de menos un control estricto sobre la nueva contrata de recogida de residuos, que pensábamos que era una oportunidad impecable para tener la isla limpia pero este primer verano ha sido bastante decepcionante y han pasado desapercibidas las supuestas mejoras. Otra cosa que echamos a faltar es la nueva contrata del servicio público de transporte, los autobuses. Y así muchas cosas que veo que cualquier sector puede echar en falta por la crisis política que se vive en el Consell, no solo el turístico.
¿Cree que las protestas contra el turismo de masas que se están dando en diferentes puntos de la geografía española pueden replicarse en Formentera?
Yo espero que no. Formentera es un lugar tan pequeño que todo el mundo es consciente de cuál es su medio de vida. Aunque no trabajes directamente con el turista, sabes que toda Formentera vive del turismo. Estoy de acuerdo con que, en ciertos momentos, se pueda sentir cierta saturación en la isla, cosa que creo que se ha regulado bastante con la limitación de entrada de vehículos del programa Formentera.eco. Pero esas manifestaciones no van a llegar a la isla porque la gente es consciente de cuál es nuestro motor económico y lo que nos alimenta cada día.
El sector turístico de los destinos donde sí ocurren estas manifestaciones, ¿cómo lo está viviendo? ¿Le llega algún comentario?
Lo que está claro es que no es positivo que los turistas que nos visitan sienta un rechazo por parte del sector ciudadano, pero la opinión generalizada es que son cuatro personas que movilizan a su círculo más cercano y hacen mucho ruido, pero no es un sentimiento generalizado en la ciudadanía ni muchísimo menos. También creo que se le está dando más bombo del que merecen.
Formentera tuvo su primer inspector de turismo este verano. ¿Cómo valora el sector esta experiencia?
Valoramos muy positivamente el inicio de este servicio, que se venía reclamando desde hace mucho tiempo. Creo que debería reforzarse con más personal, que fuera un servicio fijo y constante para tener un control de esta oferta ilegal y del intrusismo que pueda haber en todo el sector turístico.
Para terminar, ¿qué opinión le merece la noticia de que la Autoridad Portuaria (APB) plantea una concesión única y a largo plazo para la futura remodelación del puerto de la Savina?
El puerto es un lugar estratégico para la isla, para los ciudadanos pero también para los turistas y visitantes, ya que es el único punto de entrada y de salida. Por eso es una infraestructura muy importante que no podemos hipotecar para los próximos 25 años. Desearíamos que se hubiera podido entablar una conversación, abrir unas negociaciones con el tejido social y empresarial de Formentera. A partir de ahí, lo ideal es que sea un puerto abierto a los ciudadanos y a los turistas, pero no con una hipoteca para las próximas décadas. Echamos de menos lo que Formentera siempre ha reclamado: los amarres sociales para los ciudadanos de la isla. Necesitamos también un buen espacio para las empresas de chárter, que dan servicio a los turistas que nos visitan y también a los deportistas. Se debería desvincular la infraestructura de tierra con la del agua propiamente dicha. La de tierra más básica debería estar gestionada y financiada por la propia APB, porque de esta manera habría una capacidad más ágil de reacción en caso de tener que hacer modificaciones. En el momento en que se da una concesión a largo plazo a una empresa privada, es difícil que se hagan cambios.
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