Xavier Álvarez de Lara (Sabadell 1958-2023) ha fallecido esta madrugada en la casa familiar de su ciudad natal de un cáncer del que se venía tratando desde hacía dos años. Cuando fue diagnosticado decidió dejar Formentera, donde había llegado en 1975, para intentar enfrentarse a la enfermedad y a un durísimo tratamiento.
Xavier Álvarez llegó a Formentera a los 17 años. Huía de la ciudad industrial donde se crió en busca de un refugio que finalmente encontró en la Mola. Menor de edad en aquel momento, se instaló en una isla que en aquellos años era para muchos jóvenes el paraíso y donde bullían las ganas de cambiar la sociedad en los estertores del franquismo. Le tocó hacer el servicio militar en la Marina y de esa forma lo destinaron a la Savina.
Después fue construyendo su vida y su propia casa y comenzó a trabajar cavando viñas y también en la construcción, especialmente tradicional, durante varios años.
Uno de los primeros ecologistas de la isla
De forma paralela, a principios de los años ochenta empezó su activismo social y cultural que luego centró en la defensa de la naturaleza convirtiéndose en uno de los primeros ecologistas locales. En esos momento colaboró junto a su entonces mujer, Eva, y otros artesanos en la creación de la Fira de la Mola.
A finales de esa década, su implicación con el movimiento ecologista a través del entonces GOB Formentera fue determinante en el cambio de conciencia para que los partidos políticos integraran en sus programas el ecologismo. Esos movimientos tuvieron en la isla su reflejo en la oposición social contra la urbanización de Punta Pedrera y contra el camping de es Ca Marí, liderado por la Coodinadora de Entidades Cívicas, de la que fue uno de los miembros activos.
En esa época ya era el vicepresidente de la citada asociación conservacionista que luego lideró durante varios años. Era el momento de reclamar que ses Salines fueran declaradas Parque Natural y también fue una de las voces más tenaces que se alzó contra la nefasta práctica, impulsada por la Demarcación de Costas, de extracción de arena de mar para rellenar las playas.
El huerto de su casa de la Mola
Mientras Xavier Álvarez se dedicaba al huerto de su casa de la Mola y a trabajar en el mantenimiento de casas y jardines.
En el año 2000 fue contratado para poner en marcha el proyecto de la bodega Terramoll en la Mola, un reto profesional en el que se sumergió en cuerpo y alma, desde la plantación de las primeras viñas hasta dejarlo consolidado. La propiedad de la bodega se siente "profundamente agradecida por su trabajo" y ha querido transmitir sus "más sinceras condolencias a la familia" a través de Diario de Ibiza.
Cuando pasaron unos años dejó ese trabajo y volvió a dedicarse a sus actividades de siempre, que fundamentalmente eran la agricultura y la construcción tradicional.
En 2017 el área de Comercio del Consell de Formentera le acreditó como maestro artesano por su demostrada especialidad en la construcción y restauración de muros de piedra seca. De lo que más le importó de ese reconocimiento profesional fue que le habilitaba para impartir cursos y de alguna forma participar en el proyecto que culminó en la declaración de la técnica de construcción en piedra seca como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Xavi, para los amigos, era un hombre honesto, coherente con su forma de vida, que miraba a la cara y que siempre fue un firme defensor de la naturaleza. Su voluntad es que le incineren y que luego su familia, en la más estricta intiminidad, deposite sus cenizas bajo una higuera en la que fue su casa de la Mola.