Las narcolanchas fondeadas en Formentera vuelven a escapar de la Guardia Civil y Aduanas

Los tripulantes han pasado la noche en Cala Codolar, al resguardo del viento, y esta mañana se ha iniciado una nueva persecución

Las dos lanchas de los narcos abarloadas en Cala Codolar, en Formentera.

Las dos lanchas de los narcos abarloadas en Cala Codolar, en Formentera. / Radio Illa

Carmelo Convalia

Carmelo Convalia

Las dos supuestas narcolanchas que persiguió ayer sin éxito la Guardia Civil han pasado la noche en Cala Codolar, bajo los acantilados de la Mola, al resguardo del temporal de Mestral. Esta misma mañana, dos embarcaciones de la Guardia Civil y Aduanas han zarpado para interceptarlas, pero minutos antes los tripulantes han hecho valer la potencia de sus motores para huir. Una de las lanchas tiene cuatro de 400 caballos cada uno y la otra tres motores de la misma potencia, y han salido, como ayer, a mar abierto, donde las embarcaciones de la Guardia Civil y de Aduanas no han logrado darles alcance.

El helicóptero de la Guardia Civil también ha intervenido en la persecución, sobrevolando las lanchas, pero ha tenido que dar la vuelta, también como ayer, para ir a repostar. De momento se mantiene la vigilancia en la zona, aunque las lanchas han desaparecido.

Las dos potentes lanchas fueron localizadas al sur de Formentera, en Cala Codolar, desafiando a la Guardia Civil al regresar ayer por la tarde al mismo lugar desde donde fueron perseguidas hasta darse a la fuga. La Guardia Civil montó entonces un operativo de vigilancia en los acantilados bajo los que se refugian del temporal, pero al caer la noche se retiró de la zona. El acceso por tierra a este lugar es imposible.

Importante operativo de la Guardia Civil

Estas dos narcolanchas fondearon al resguardo del temporal en el lado sur de la Mola y lograron evitar el cerco que les había preparado la Guardia Civil, un importante operativo por mar y aire. Varios vecinos de la Mola, que paseaban durante la mañana junto a los acantilados, detectaron las dos semirrígidas y dieron el aviso, según informó exclusiva Ràdio Illa, la emisora pública de Formentera.

La descripción que facilitaron entonces respondía a la de dos embarcaciones de unos 12 metros de eslora equipadas con tres y cuatro motores de gran potencia que contenían numerosos bidones supuestamente con combustible y una tienda de campaña montada en cada una. Las motoras, que estaban abarloadas, aparentemente no transportaban fardos o volúmenes significativos que pudieran indicar que transportaban estupefacientes.

Las lanchas se encontrabana unos 50 metros de la costa y en un lugar de difícil acceso por tierra. Fuentes de la Guardia Civil consultadas por Diario de Ibiza indicaron ayer que ya manejaban la hipótesis de que hubieran recalado en este lado del litoral de Formentera para protegerse del mal estado de la mar debido al fuerte temporal del noroeste, de Mestral, que ha afectado a las Pitiüses en los últimos días.

De nuevo desaparecen en mar abierto

Poco después de recibir el aviso, se desplegó el operativo por mar y aire de la Guardia Civil, pero las dos lanchas se pusieron en marcha para desaparecer mar adentro a gran velocidad, como ha vuelto a suceder esta mañana. Detrás iba la embarcación de la Guardia Civil que les perseguía, pero solo pudo continuar la persecución por aire el helicóptero movilizado. Sin embargo, la autonomía de vuelo del aparato llegó a su límite, lo que le obligó a dar media vuelta y los supuestos narcotraficantes pudieron escapar a bordo de las dos lanchas. Al igual que ha sucedido esta mañana

Fuentes de la investigación confirman la hipótesis de que se trate de barcas dedicadas al tráfico de drogas y apuntan que, muy probablemente, ya no llevarían carga porque la habrían hecho llegar a destino previamente, o porque al verse atrapados por el temporal, los supuestos traficantes arrojaron los fardos al mar.

En cualquier caso, testigos directos de los hechos han confirmado a Ràdio Illa que ayer por la tarde había seis personas a bordo, que, con una actitud tranquila, pasaban el rato comiendo bocadillos y mirando el móvil e incluso saludando con la mano a las personas que, desde lo alto de la peña, los observaban.

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