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crónica

Pleno del estado de Formentera: GxF reconoce que son unos «tiquismiquis» y Sa Unió les afea que modifiquen todas sus propuestas

La rehabilitación de edificios públicos para viviendas sociales causa el inicio de las hostilidades

Imagen de archivo de Verónica Castelló, Lorenzo Córdoba y Cristina Costa, de Sa Unió. C.C.

La segunda sesión del pleno sobre el estado de la isla de Formentera comenzó bien. El tono de los consellers era conciliador, explicativo e incluso, en algunos casos, didáctico. La primera parte de la sesión pasó sin pena ni gloria con la aprobación unánime de las 12 propuestas que presentó el equipo de gobierno de GxF-PSOE. Todo transcurrió en esa línea hasta llegar al final de la sesión.

Una salida de tono del conseller de Bienestar Social, Rafa Ramírez, por el asunto de la rehabilitación de edificios públicos para viviendas sociales, provocó el estallido. La respuesta de la consellera aludida, Cristina Costa, de Sa Unió, fue amarga; estaba dolida y se notaba en su tono de voz y en la mirada fulgurante que dedicaba a Ramírez. Los silencios de este conseller y sus gestos también eran evidentes. La tensión iba en aumento.

La presidenta llamó la atención en dos ocasiones, pero las palabras a estas alturas ya no sonaban igual. De esa forma Lorenzo Córdoba, que se había quejado del trato recibido por su grupo por parte de la presidencia, Ana Juan, defendió su propuesta ‘estrella’ consistente en una «bajada de impuesto selectiva y temporal» para atajar la inflación galopante que aseguró que era culpa del gobierno socialista y que nada tenía que ver con la guerra en Ucrania, que dijo que se utiliza como excusa.

El conseller de Hacienda, Bartomeu Escandell, le contestó bajando el tono e intentando a la vez relajar la situación para plantearle que si se fijaba en las propuestas que Sa Unió había presentado, seis de ellas estaban directamente relacionadas con el aumento del gasto, con nuevas inversiones o la apertura de nuevas líneas de ayuda para poner «la guinda del pastel», dijo Escandell, «pidiendo que reduzcamos los ingresos». «No sé cómo podemos pretender gastar más si rebajamos los ingresos, el Consell es una entidad sin fines lucrativos, lo que hace es redistribuir los ingresos», detalló.

Sa Unió también sufrió a la hora de aprobar sus cinco propuestas ya que prácticamente todas fueron corregidas en pequeños detalles por parte del equipo de gobierno.

«Siempre tienen que poner la coletilla», criticó el conseller de Sa Unió Javier Serra, entre risas. Lo que la consellera de Cultura, Susana Labrador, corroboró: «Somos un poco tiquis miquis», reconoció.

Al final, Sa Unió logró sacar adelante mejorar «la prestación de la cartera de servicios administrativos incrementando la atención presencial para que los ciudadanos tengan mayor atención y se eviten los desplazamientos».

También se acordó aumentar las ayudas económicas para los estudiantes que cursen estudios fuera de la isla.

Los consellers instaron a la Administración insular a continuar trabajando, junto con los propietarios para desarrollar las mejoras en infraestructuras que todavía no se han realizado en los núcleos turísticos o urbanos de es Copinar, es Ca Marí, ses Bardetes y sa Roqueta.

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