Erik Göransson (1973) trabajaba en 2001 en las oficinas del Consulado de Suecia en San Diego (EEUU), una de las cunas de la música acústica. Allí conoció al popular cantautor norteamericano Jason Mraz, «en sus inicios, cuando tocaba en el Java Joes Café». Esa forma de crear melodías, de llegar con fuerza al corazón de la gente que tenía Mraz, le llevó a hacerse una pregunta: ´¿Y yo, por qué no canto?´.

Aparcó sus licenciaturas y másteres en Economía y Ciencias Políticas, «que me hubieran dado una vida diferente, más estable, quizás, en Suecia» y se puso a componer. Aterrizó en Barcelona y, «con mucho miedo al sello de callejero, que se asocia a un nivel bajo, empecé a tocar en plazas y locales».

Hace cinco años que Göransson ya solo vive de la música. En 2009 grabó ´These will be the days´, el trabajo que forma el grueso de sus conciertos, en los que también interpreta versiones de sus referentes favoritos, como Ben Harper, Tom Waits o Bruce Springsteen.

Llegó a Formentera en 2007 para tocar en un restaurante «que al final resultó que no tenía licencia». Ese concierto se suspendió, pero no abandonó la isla y conoció el mercado artesano de la Mola, «un lugar fantástico para tocar». Recuerda agradecido cuando Erik Doornweerd le dió «la oportunidad de tocar». Desde entonces, no falla ningún verano.

En la isla reside en casa del músico local Eki Hoffmann y vive de los discos que vende durante y al final de sus actuaciones.

La potente y desgarrada voz de Erik Göransson puede escucharse en el mercado artesano de la Mola, en las actuaciones regulares que en verano se organizan en Sant Ferran, y en locales privados de la isla. El 13 y 14 de septiembre está prevista su presencia en el cartel del nuevo Festival de los Formentera Guitars.