Para encontrar un referencia a la presencia de esta especie en las islas hay que remontarse al siglo XIX en Menorca, cuando el teólogo, escritor y ornitólogo Josep Sanxo i Sanxo (Menorca, 1776-1847), documenta dos avistamientos de avutarda en esa isla, el primero en 1807 y el segundo en 1830. La duda estaba si se trataba de un ejemplar hembra o de un macho inmaduro.

En Formentera, el primero en hacer público el avistamiento del ave fue Joan Antoni Ferrer, Platé, el pasado lunes. Una vez dada la voz, los aficionados a los avistamientos y ornitólogos como Roger Cases, Santi Costa y Gerardo Ferrero, intentaron volver a localizar el ejemplar. El objetivo, cazar con sus cámaras la imagen un ave sedentaria y que suele habitar en los campos de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Madrid, Andalucía y algunas zonas del interior de Valencia.

Al día siguiente Cases, tras rastrear la zona, logró las primeras imágenes de este ejemplar y consultó con el experto Juan Carlos Alonso, profesor de investigación del CSIC que forma parte del Proyecto Avutarda, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, que le explicó, tras ver las fotos , que seguramente se trate de «un macho inmaduro, probablemente del año pasado».

Varios años vagando

Y que «los machos juveniles se dispersan mucho más que las hembras de sus lugares de nacimiento (a veces más de 200 kilómetros) y pueden pasar dos o tres años vagando hasta que se establecen como reproductores, generalmente en un sitio distinto al de nacimiento». «Seguramente este provenga de un lugar del centro o del este de la Península», concluyó Alonso.

El pasado miércoles, Gerardo Ferrero, que intentaba localizar la avutarda junto a Santi Costa, logró capturar más imágenes y no escondía su satisfaccción. Costa, biólogo y conocido ornitólogo local, explicó: «Desde luego que esto lo podemos llamar una rareza, ya que estos bichos son propios de las estepas del interior, son sedentarios y no migran».

El relato del avistamiento ha ido cogiendo forma en las redes sociales e incluso un vecino de es Carnatge, Jaume Juan Torres, escribía en un mensaje: «Hace ya dos meses que está por aquí, casi siempre por es Carnatge o ses Clotades», lo que induce a pensar que lleva ya una temporada en la isla.

El Museo Nacional de Ciencias Naturales, dentro del citado Proyecto Avutarda, explica que se trata de un ave característica de las llanuras, los terrenos desarbolados y abiertos, y las áreas de cultivo extensivo de cereal.

En la península y Canarias

Pertenece a una familia de aves muy homogénea, en la que también se encuentran otras dos especies de nuestra fauna, el sisón común (Tetrax tetrax), ampliamente distribuido en la península, y la avutarda hubara (Chlamydotis undulata), de Canarias, las dos similares en tamaño y mucho menores que la avutarda común.

La característica más llamativa de la avutarda, según la descripción científica, es «su gran tamaño». Los machos pueden alcanzar los 15 kilos y las hembras no pasan de los cuatro o cinco. Durante la mayor parte del año machos y hembras viven en grupos separados. Esta es una de las consecuencias del marcado dimorfismo sexual en tamaño, que determina diferencias notables no sólo en el comportamiento alimentario de uno y otro sexo, debido a sus distintos requerimientos energéticos, sino también en su comportamiento reproductivo, dispersivo y migratorio.

La población de avutardas en España es estimada entre 29400-34300 ejemplares y de momento una de ellas parece que se ha establecido en Formentera.