Un turista mallorquín recién llegado a Formentera encontró ayer por casualidad una espada en el fondo marino de es Caló de Sant Agustí, cuando se zambulló en la orilla tras el almuerzo. Según su relato, se tiró al agua para refrescarse mientras su compañera terminaba el café.

A entre uno o dos metros de profundidad observó que sobresalía un objeto del fondo. Fue retirando la arena hasta que desenterró una espada de las mismas características que las 11 que se recuperaron entre agosto y septiembre de 2019 en la misma zona y que actualmente están siendo tratadas por los técnicos del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera y que están bajo la custodia de esta institución.

Guillem Roselló es de Palma, donde ejerce de profesor de matemáticas en un instituto. Relata que todo fue «muy tonto». «Tenía calor y me tire al agua y a los cinco minutos me encontré con esto. Tiene poco de épico, es una casualidad». Reconoce que al principio no identificaba el objeto: «No te entra en la cabeza que pueda ser una espada, pero he ido quitando la arena, poco a poco, hasta que he visto que efectivamente era una espada y la he sacado, estaba a poca profundidad, llegaba a pulmón sin problemas».

Después llamó al 112 para avisar del hallazgo y al rato apareció una patrulla de la Policía Local y otra de la Guardia Civil. Estos últimos se hicieron cargo de la pieza, que pasará a ser custodiada por el Museo Arqueológico pitiuso.

El 15 de agosto de 2019 un vecino de Ibiza, Manel Guasch, que navegaba a lo largo de es Caló en su lancha neumática acompañado de un amigo, encontró por casualidad una espada unos 10 metros de profundidad. Enseguida dio aviso a las autoridades y al regresar al puerto de Eivissa la pieza pasó al citado museo.

Pocas semanas después del hallazgo, el Consell de Formentera, a través del Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima (Ibeam) y contando con el GEAS de la Guardia Civil, extrajo del lecho marino 11 espadas más del siglo XIX. Eso ocurrió a principios de septiembre.

Actualmente los técnicos siguen trabajando en la recuperación de estas espadas, que según los expertos podrían ser de caballería de línea española de principios del siglo XIX.