Fase a fase, los habitantes de Formentera se van sintiendo más libres en sus relaciones sociales al iniciar hoy a la fase avanzada de la desescalada.

Los vecinos ya han aprovechado, desde primera hora de la mañana, las barras de los bares que hoy han entrado en servicio, eso sí manteniendo la distancia de dos metros entre los clientes. Los principales cambios afectan sobre todo a este sector, ya que bares y restaurantes ya pueden ocupar hasta el 75% de la capacidad de sus terrazas y del 50 % de sus mesas en el interior.

Los hoteles permanecen cerrados a la espera de que se libere la movilidad, primero entre las islas baleares, luego con la Península y finalmente con el extranjero. Pero hasta la segunda quincena del mes de junio no se espera la llegada de visitantes y siempre dependiendo de la evolución de la pandemia.

Desde hoy también se incrementan los enlaces marítimos entre las Pitiusas, que pasan de seis a nueve trayectos diarios en cada sentido. No obstante se mantiene la limitación a la movilidad entre las islas, solo permitida por razones laborales, de residencia o por causa de fuerza mayor.

Mientras, los formenterenses van recuperando sus espacios de ocio con algunos quioscos de playa abiertos, en la playa de Migjorn, aprovechando que el baño y el uso recreativo de las playas está permitido desde hace dos semanas.

La presidenta de Consell de Formentera, Alejandra Ferrer, ha pedido "responsabilidad" a los ciudadanos ante la entrada en fase 3 "para no dar un paso atrás en la desescalada" y ha animado a particulares y empresas a seguir con el mismo comportamiento que ha hecho posible que la isla se mantengan en los puestos de cabeza, junto con las islas canarias de El Hierro, La Gomera y La Graciosa, en el proceso hacia la 'nueva normalidad'.

La herida económica y social también se dejan notar en una comunidad que depende del turismo y en la que el 10% de la población actual, casi mil personas, reciben ayuda semanal del Consell Insular de Formentera para poder comer desde el pasado mes de abril.

Las expectativas están puestas en que a partir del 1 de julio, Formentera recupere de forma progresiva la actividad tiurística como un destino seguro.