Los formenterenses no se lanzaron al mar ayer para bañarse como locos pese a que el baño en la playa ya estaba permitido con la entrada en la fase 2 de la desescalada por el coronavirus. La gran mayoría se tomaron el cambio de fase con toda la naturalidad aunque Formentera junto con las islas de El Hierro, Gomera y La Graciosa (Canarias), que en total suman sólo 45.000 habitantes, siguen a la vanguardia, respecto al resto del país, de este proceso hacia la normalidad después del terremoto provocado por la pandemia del Covid-19.

A primera hora de la mañana de ayer las playas a resguardo del viento del suroeste, es decir las situadas entre la playa de Llevant y es Caló, aparecían vacías. Las nubes cubrían el cielo y el ambiente no era muy agradable para el baño, teniendo en cuenta además los 19 grados de temperatura del agua.

No fue hasta primera hora de la tarde, cuando el cielo se despejó y aparecieron las primeras familias con niños en es Pujols, donde también había algún grupo de amigas y un par de parejas tumbadas en la arena. En la playa de ses Canyes, algunos vecinos se daban el primer chapuzón del año para luego volver a salir y tomar el sol, separados varios metros.

La otra actividad relacionada con el mar en fase 2 es la pesca recreativa y parece que el entusiasmo de los pescadores aficionados, al igual que el de los bañistas, se quedó en casa.

A es Caló, a primera hora de la mañana llegaba Pepe Juan Torres con su llaüt. Se trata de un pescador jubilado de esta localidad que aprovechó el final de la prohibición para ir a pescar unas cuantas vaques, las suficientes como para hacer el bullit para el arroz del almuerzo: «Entre el confinamiento por el coronavirus y el mal tiempo, hacía tres meses que no salía. Lo he hecho para pasar el rato y matar el gusanillo». Ayer por la mañana se levantó temprano y salió con su barca a las 7 y, tras dos horas y media de pesca, ya estaba de regreso: «Nada, he salido justo para coger algo para comer. Mañana será otro día y volveremos si hace buen tiempo». Pero fuera del resguardo de las costas de Formentera «había viento y no se estaba a gusto», detalló. De todas formas, fue de los pocos en atreverse a salir porque la mayoría de la flota de pesca de recreo quedó amarrada: «La gente saldrá más el fin de semana, que es cuando aprovecha», vaticinó.

Bares y comercios

Los bares y restaurantes pudieron abrir ayer sus salas interiores, pero limitando su ocupación al 40 % del aforo autorizado y siempre garantizando la distancia de seguridad. En la mayoría de los casos estos establecimientos ya estaban abiertos, aunque a medida que van pasando las semanas la oferta de bares y restaurantes va aumentando progresivamente, eso sí, muy lentamente.

En Sant Francesc es donde más oferta se concentra estos días. En esta localidad los empresarios consultados coincidieron en señalar que la diferencia para ellos era mínima. En Sant Ferran, poco a poco, se van abriendo otros establecimientos y este fin de semana todos los locales de es Caló quedarán abiertos, con horarios restringidos en la mayoría de los casos.

En es Pujols, ayer también se podía observar cierto movimiento en el acondicionamiento de locales de restauración para su reapertura. En cuanto a los comercios, también van abriendo sus puertas muy poco a poco.

Mantenimiento e instaladores

Lo que no ha cambiado mucho son los hábitos de los vecinos. Ayer, en la terraza de un bar, estaban Dávide Fanchini y Pep Escandell tomando el aperitivo. El primero se dedica al mantenimiento de jardines y casas y el segundo tiene una empresa de instalaciones eléctricas.

Fanchini apunta que lo único que cambia respecto a la fase 1 es que están viniendo más residentes que se encontraban fuera. Es decir, observa cómo muchas personas empadronadas en la isla, pero que pasan el invierno fuera, están regresando: «Está llegando gente de la Península que es residente aquí y tiene negocios en la isla y que empiezan a mover un poco las cosas». Asegura que en su empresa no ha notado muchas diferencias entre la fase que estrenaba ayer y la número 1. «Lo único es que antes cada uno iba en un coche y ahora podemos ir dos en uno», destaca.

Escandell, por su parte, indica que están notando más volumen de trabajo «de gente que quiere abrir y que se está preparando» para hacerlo. Con la posibilidad de abrir las zonas interiores de bares y restaurantes, explica, ya son varios los establecimientos que se están preparando para abrir: «En es Caló, por ejemplo, esta semana habrá varias aperturas de restaurantes». Otros vecinos valoran el aumento de la movilidad que representa esta fase. Suelen disfrutar del paseo de la mañana y sentarse en un banco cerca de la plaza de Sant Francesc para charlar entre ellos. Ayer, Charli Romero se mostraba feliz gracias a la flexibilización de las normas: «Representa tener más libertad, poder bañarnos, sentarnos en los bancos e ir donde queramos sin horarios». Pero también se mostró exigente con mantener las normas de seguridad: «Esto hace que vayamos todos para arriba y, a ver si, entre todos, podemos matar a este bicho».