Acostumbrados a los controles de movilidad en las principales rotondas por parte de la Guardia Civil y de la Policía Local, los más de 12.000 vecinos de Formentera se sienten desde el pasado lunes más libres. Desde que el 4 de mayo Formentera, junto a las islas de El Hierro, La Gomera y La Graciosa (Canarias), entró directamente en la fase 1 de la desescalada del confinamiento del estado de alarma por el Covid-19, el buen humor, la sonrisa y la alegría de los habitantes es lo que se percibe en la calle, eso sí a distancia.

Se le añade para mayor seguridad el blindaje sanitario de la isla, con los controles establecidos por la conselleria de Salud del Govern en el puerto de Ibiza, que están dando tranquilidad a la población local ante la posible entrada de personas portadoras del virus.

Pero lo que realmente resulta extraordinario es la confusión que existe sobre si la población -no hay otra ahora ya que no puede entrar nadie que no venga por trabajo o que sea residente- puede o no ir a la playa y bañarse.

La presidenta del Consell de Formentera, Alejandra Ferrer, en su comparecencia del pasado domingo 3 de mayo dijo que sí, y lo repitió al día siguiente cuando Formentera se convirtió en el foco de la información nacional, con más periodistas que clientes en la terraza del bar Centro de la plaza de la Constitució. Pero además la presidenta hizo el anuncio ante el comandante de la Guardia Civil de Ibiza y Formentera, que se desplazó expresamente para comprobar cómo se desarrollaba la primera jornada de la fase 1 del desconfinamiento.

Playas, ¿sí o no?

Playas, ¿sí o no?

El director general de emergencias e Interior del Govern balear emitió ayer una circular informativa en la que aclara la actividad de los servicios de rescate, salvamento y socorrismo en las playas y zonas de baño de las Balears. En la misma precisa, en relación a los municipios costeros de Balears, que «tanto en fase cero como en fase 1, aún no está permitido el baño en nuestras playas» y añade: «Por ahora y siguendo los criterios del Estado, cuando estemos en fase 3 es cuando se podrán utilizar las playas de manera ordinaria con todas las medidas de prevención y de seguridad». Añade que la previsión, siempre y cuando no se produzca un rebrote de los casos, es que Formentera entre en fase 3 el 1 de junio y el resto de las Balears lo hagan una semana más tarde, el 8 de junio, a no ser que se adelante alguna de las islas como Ibiza y Menorca, tal y como están reclamando los consells de estas islas y el propio Govern balear, que está esperando la respuesta oficial por escrito.

Esta circular informativa de la dirección general de Emergencias fue rápidamente difundida a través de la página de Sa Unió, el partido en la oposición. En ese mensaje el portavoz del grupo de Sa Unió, Lorenzo Córdoba, añade este comentario: «Un responsable político debe informar con certezas a la ciudadanía, y no provocar mayor desinformación ni falsas expectativas , y más en esta situación de crisis». «Solicitamos a la presidenta del Consell que aclare de forma inmediata esta situación», agrega.

Tranquilidad en las playas

Tranquilidad en las playas

Mientras tanto la situación en las playas de Formentera de ayer era de tranquilidad. Lejos de una avalancha masiva de residentes ansiosos del chapuzón, hubo visitas esporádicas de personas que fueron a disfrutar del entorno más que de la temperatura del agua, salvo en el caso de algunos intrépidos.

Migjorn se presentaba ayer espléndida, una larga playa de arena fina protegida por restos de posidonia y algunos vecinos disfrutando, con la sonrisa puesta, de un paseo por el borde del mar o por las pasarelas que jalonan el litoral.

Un vecino sentado tranquilamente en su silla miraba la línea del horizonte y un poco más lejos una pareja se hacía arrumacos arropados por los rayos de sol y la brisa marina. Otros vecinos, en la misma playa, se dieron un chapuzón para entrar y salir, «está un poco fría al principio pero luego te acostumbras». Es decir, que a media mañana de ayer había en la playa de Migjorn, de unos cuatro kilómetros de largo, menos de 20 personas. En ses Illetes el panorama era similar.

Una familia jugando con niños a la pelota y mojándose los pies y a unos 300 metros de distancia una madre que cuidaba de su hijo y de su sobrino, mientras estos saltaban sobre un montón de posidonia que espera a ser retirada, si es que llegan turistas.

Esta madre se sentía feliz, solos en mitad de una de las playas más deseadas del mundo y sabiendo que no hacía daño a nadie.

Pero la escena no acababa de encajar, debía de haber más vecinos ansiosos de mar. Pues tampoco entre el restaurante Juan y Andrea y Es Ministre, solo había tres grupos, uno de cuatro personas formado por madres, a 200 metros una pareja y a otros tantos un grupo de amigas residentes.

Una de ellas intentó describir este sentimiento: «Justamente estamos comentando esto que es una sensación muy rara estar aquí en una de las playas más deseadas del mundo, tranquilamente y sin nadie alrededor, cuando ya por estas fechas aquí habría turistas». Otra de ellas interviene: «Somos unas privilegiadas pero debemos tener cuidado, esto no se ha acabado».

Un poco más lejos una pareja tomaba el sol en una estampa digna de la imagen que tenemos del paraíso, playas de fina arena y un agua transparente que va cambiando de color a medida que recibe la luz solar.

Tranquilidad en los pueblos

Tranquilidad en los pueblos

En los pueblos la actividad es menos de la que se tendría en el mes de enero o febrero. Es cierto que ayer se abrieron las terrazas de dos bares más en Sant Francesc y algunos comercios hasta ahora cerrados ya tienen las puertas abiertas para atender a la demanda interior y siempre con esos carteles informativos y poniendo a disposición de sus clientes geles desinfectantes y elementos de protección.

En la Savina está previsto que esta mañana abra el bar La Mota, mientras que es Pujols, el núcleo de mayor concentración de oferta turística parece un decorado cinematográfico, en el que el silencio de las fachadas de los edificios se hace sonoro, por encima del sonido del mar de la única playa urbana de Formentera.

En Sant Ferran los locales se van desperezando, Sa Pantxa y el Macondo ya dan servicio con limitaciones de aforo y bajo reserva.

En es Caló el restaurante del mismo nombre abrirá el 15 de mayo y seguramente se unirán otros, siempre en formato para clientes locales.

En la Mola, la tranquilidad es absoluta, con un establecimiento de comida para llevar, un supermercado y la apertura de uno de sus bares en las próximas semanas.