Formentera recuperó ayer parte de su normalidad al adelantarse en una semana, junto a tres islas canarias (Hierro, Gomera y La Graciosa), al resto del país y entrar en la fase 1 de la desescalada tras 50 días de confinamiento por la crisis sanitaria del Covid-19. En este tiempo la isla ha registrado sólo siete casos de coronavirus y un fallecimiento, el de la cofundadora del restaurante Juan y Andrea, y actualmente, hay dos casos activos. Esta escasa incidencia de la enfermedad es lo que ha propiciado que la isla sea la pionera de Balears en recuperar el pulso vital. (Ver galería de imágenes)

En el primer día, los formenterenses recuperaron sus hábitos cotidianos, con la gran diferencia de que, en pleno mayo no hay turistas en la isla y los hoteles siguen cerrados a la espera de que los vuelos con Ibiza se reanuden. En cambio, el pulso diario social y de actividad del pequeño comercio y de algunos bares y cafeterías comenzó ayer a palpitar. Los pocos empresarios que abrieron sus establecimientos estaban moderadamente contentos y los vecinos, que podían al fin circular libremente, sin limitaciones de espacio ni horarios dentro de la isla, disfrutaron del primer encuentro en las terrazas de los pocos bares que abrieron en la localidad con más actividad de la isla, Sant Francesc.

Además, la isla se llenó de periodistas puesto que el foco informativo del país se centró ayer en Formentera, una isla de 82 kilómetros cuadrados con poco más de 12.000 personas censadas y que cuadruplica su población en verano (este año no). Siendo optimistas, en el mes de julio podrán abrir unos pocos establecimientos hoteleros, ayer ninguno. De hecho el presidente de la patronal del sector, Vicent Tur, ya declaró a este diario que «sin turistas que lleguen no habrá clientes en los hoteles».

Baños de mar

Baños de mar

Las dudas sobre lo que se puede y no se puede hacer también arreciaron ayer en la isla. Una de las preguntas recurrentes era si los formenterenses podían o no bañarse en el mar. La presidenta del Consell, Alejandra Ferrer, ante la incertidumbre, decidió que «si no hay indicación oficial que lo prohíba explícitamente se puede hacer», según reiteró en varias ocasiones.

Tanto es así que los vecinos que prefirieron la playa a la terraza del bar también disfrutaron de un refrescante baño en un día de calor intenso, pero manteniendo las distancias.

La propia presidenta del Consell, Alejandra Ferrer, reconoció ayer que ha habido improvisación al admitir que lleva días tomando decisiones junto al Govern sin saber si ambos hacen la misma lectura que el Gobierno: «A veces nos sentimos como conejillos de indias, ya que no sabemos cómo aplicar las órdenes que nos llegan, unas detrás de otras y en ocasiones contradictorias», aseguró la presidenta de Formentera.