Los habitantes de Formentera vuelven, desde ayer, a sufrir los efectos de la triple insularidad debido a los horarios de invierno de las barcas que unen las Pitiusas. Como todos los años, las navieras que operan entre las islas ajustan sus frecuencias a la demanda de esta época del año, pero dejan sin cubrir los enlaces, reclamados desde hace años por la población y las instituciones locales, de primera y última hora del día.

En los próximos cuatro meses y medio la primera barca que zarpa del puerto de la Savina está programada a las 7 horas y la última de regreso desde Ibiza, a las 21 horas. Esto quiere decir que los formenterenses tienen que renunciar a reservar vuelos que operen con el aeropuerto de Ibiza a primera hora de la mañana y por la noche. La única solución es pasar la noche anterior o posterior la pitiusa mayor, alojado en un hotel o en casa de un familiar o un amigo.

Un vecino de la isla que viaje en el primer barco que zarpa de la Savina desembarcará en el puerto de Eivissa tras 35 ó 40 minutos (7.40 horas) de navegación. Deberá coger un taxi hacia el aeropuerto para llegar lo antes posible a la puerta de embarque, después de pasar los controles de seguridad, lo que resulta una misión casi imposible para los vuelos que salen a las 8.20 horas hacia Palma y Barcelona, a los que difícilmente llegará. Obviamente, las conexiones anteriores -a las 7.30 y 7.35 horas parten los primeros vuelos a Palma- les están por completo vetadas si no pernoctan en Ibiza.

Peor a la vuelta

La situación de vuelta a Formentera desde la isla vecina es casi peor ya que si un ciudadano quiere aprovechar el viaje tendrá que renunciar a los vuelos que aterrizan en es Codolar a partir de las 20 horas, ya que el último barco que sale de Ibiza rumbo a la Savina es a las 21 horas. Esto quiere decir que los formenterenses que pretendan aprovechar al máximo una jornada fuera de su casa deben dormir en la pitiusa mayor antes de regresar, al día siguiente de su llegada. Es lo que se denomina triple insularidad, que obliga a muchos ciudadanos a hacer una escala 'técnica' en la isla vecina, con los consiguientes gastos derivados.

En el caso de los vuelos de vuelta a Ibiza desde Madrid, Barcelona o Palma llegan entre la franja que va de las 8.35 a las 9.55 horas. Es decir, imposible enlazar con el último barco de las 21 horas.

Esta situación no es nueva y ha generado numerosas quejas por parte de los colectivos ciudadanos y por parte del Consell insular. A pesar de sus esfuerzos en los últimos años, el problema sigue sin resolverse.

Parlament balear

El pasado día 15 de octubre, el Parlament aprobó, por unanimidad, instar al Govern a garantizar la conectividad entre Formentera y Eivissa todo el año, de acuerdo con lo previsto en la Ley de Ordenación del Transporte Marítimo de las Balears, aprobada en 2010, «y en su caso mediante el establecimiento de obligaciones de servicio público a las navieras». Además, deberá prestar especial atención a la primera salida de la mañana de las 6 horas desde Formentera y de vuelta a las 23.30 horas desde Eivissa.

Pocos días después y a consultas de este diario, las navieras que operan entre las Pitiüses coincidieron en afirmar que la primera y última barca eran «inviables económicamente». El representante en Eivissa y Formentera de la Asociación Patronal de Empresarios de Actividades Marítimas de Balears (Apeam), Rafael Cardona, reiteró entonces que tampoco era viable «operativamente» la implantación de estas dos barcas de primera y última hora para facilitar la conectividad de los residentes en Formentera.

Un contrato de servicio público

El portavoz del sector naviero señaló que el único escenario posible es que el Govern saque a concurso un contrato de servicio público, tal y como ocurrió ya en 2005.

El Govern anunció días después, el 28 de octubre, que el primer paso que daría para la regulación del tráfico marítimo entre las Pitiüses, siguiendo el mandato unánime del Parlament balear, sería convocar el próximo mes de noviembre la Mesa del Transporte marítimo. Pero el conseller balear de Movilidad, Marc Pons, no precisó cuándo se implantaría la primera y última barca entre las dos islas, una demanda incluida en la moción aprobada en la Cámara balear hace dos semanas.

La presidenta del Consell de Formentera, Alejandra Ferrer, recalcó: «Para Formentera es un tema importantísimo porque la conexión marítima con Eivissa es la única vía de entrada y salida que tenemos».