Trasmapi anunció este verano la puesta en funcionamiento de una máquina de retorno de envases en Sant Francesc como medida para incentivar el reciclaje entre los visitantes y ciudadanos de Formentera. Esta acción se está llevando a cabo con la colaboración del Consell de Formentera -que ya ha anunciado la prohibición del uso de plásticos de un solo uso en todas sus instalaciones- y la iniciativa sin ánimo de lucro Formentera Plastic Free, cuya misión es proteger el medio natural del asedio de los plásticos. La propuesta pretende premiar con 'ecopuntos' a aquellos que reciclen y ofrece la posibilidad de canjear dichos premios por billetes de ferri y actividades subacuáticas.

Sin embargo, sorprende que la apuesta elegida por la naviera para involucrar a la ciudadanía en el reciclaje sea una sola máquina que tan solo acepta latas y botellas. Respecto a la evolución de esta acción, María Vecino, encargada del departamento de Responsabilidad Social Corporativa de Trasmapi desde su creación el año pasado, explica: «En 2018 hicimos una prueba piloto alquilando seis máquinas y la gente respondió bastante bien. Por ello, decidimos dejar una de las máquinas en Formentera para que siga la propuesta. En un futuro veremos si puede haber más, lo ideal sería que hubiera una máquina en aquellos puntos de más afluencia de gente».

Precisamente contemplando la afluencia de gente resulta inevitable pensar en el puerto de la Savina. Allí hubo una máquina de retorno de envases durante la prueba piloto del año pasado pero no se consiguió que tuviera el mismo funcionamiento que las demás, quedando inactiva en algunos momentos. Según recoge el Anuario de Turismo de 2018 del Govern de las Illes Balears, el puerto de La Savina recibió 218.725 pasajeros el mes de agosto del año pasado y es el único punto de entrada y salida de a la isla. «Se decidió dejar la máquina de Sant Francesc por que está al lado de un gran supermercado dónde la gente entra y sale constantemente», explica Vecino.

Según datos aportados por Plastic Free, en la costa oeste de Ibiza flotan 4.576.115 de microplásticos por km², 30 veces más que en el resto del Mediterráneo. En 2018, el servicio litoral sacó 58 toneladas de mar Balear, un 44.7% fueron plásticos. Una de las muchas traducciones en la naturaleza de estas cifras es que uno de cada seis peces con hábitat en las costas españolas ya contiene microplásticos en su estómago. Y a día de hoy los plásticos de un solo uso siguen siendo una realidad, por ejemplo, en las máquinas de vending a bordo de los ferris. Ante eso, la naviera se defiende: «en los buques disponemos de papeleras de separación de residuos. Este año Plastic Free Formentera, que certifica las empresas libres de plástico, nos ha dado dos estrellas y de cara al año que viene queremos la tercera. Por ello cuando acabe la temporada revisaremos los productos que vendemos y sus envoltorios».

Pero no son solo los plásticos o los fondeos en praderas de posidonia las únicas grandes cuestiones medioambientales que amenazan Formentera. Varios colectivos muestran ya su preocupación por la alteración en la dinámica del litoral de la isla. Las playas cercanas a la rutas de los ferries en los trayectos Ibiza-Formentera y viceversa están modificando su estructura y algunas incluso están desapareciendo a causa del oleaje que generan los buques de alta velocidad. Además, especies de peces como las lisas, más propias de zonas portuarias y muelles, se están empezando a detectar en áreas más alejadas donde antes no estaban.

El oleaje

El oleaje

Paradójicamente, en el comunicado que Trasmapi hizo llegar a los medios para informar de su máquina de retorno de envases se mencionaba que la compañía quiere «contribuir a colocar a las Pitiusas en el mapa mundial de ejemplo sostenible», ya que dispone de recursos para hacerlo. Según Rafael Cardona, director general de Trasmapi «El oleaje que provoca la mayoría de buques de alta velocidad entre Ibiza y Formentera es inapreciable dada la especial configuración de sus cascos. Son los grandes yates o las lanchas con grandes motores y sistemas propulsores inadecuados los responsables de esas olas» y añade «todos los buques cuando reducen la velocidad o van a una velocidad insuficiente, impidiendo el planeo, provocan que arrastre una ola de proporciones mayores a la normal».

En el otro lado están Joan Torres Mayans, excapitán de Trasmapi, que ya relató en una entrevista a este periódico la insostenibilidad del tráfico marítimo entre las Pitiusas y Francisco Javier Castelló Torres, ex trabajador de Mediterránea Pitiusa. Fue justamente él quien el pasado 6 de julio denunció a través de las redes sociales que el oleaje provocado por el 'Castaví Jet' de Trasmapi dejó a una embarcación de 5 metros del revés y con la quilla al aire. A bordo había una niña de 5 años. A principios de junio, trascendió a los medios de comunicación la que casi fue una colisión entre un ferri de Balearia y un buque de Aquabus por un vídeo grabado por los pasajeros y difundido también en redes. Los incidentes de distintas escalas son habituales. «Atravesar la zona de es Freus cuando se cruzan los ferries es casi como afrontar una tormentera de invierno», explica Francisco Javier Castelló.

Los puertos de Balears publicaron hace un mes las estadísticas de tráfico portuario para el primer semestre de año. Así se conoció que en junio de este año hubo 52.527 pasajeros menos que en junio de 2018 en las líneas Ibiza-Formentera y viceversa. En pleno verano, el año pasado llegaron a salir cinco ferries al mismo tiempo para poder mantener los enlaces entre islas cada media hora. Entre las cuatro navieras que operan la ruta suman una oferta de 25.000 plazas, realizando hasta 85 travesías diarias en temporada alta.

Todas ellas, disyuntivas inscritas en un mismo escenario en el que la aprobación del decreto de Transporte Marítimo, que permitiría regular estas cuestiones, no acaba de llegar.