La escasez de lluvias que ha marcado el año agrario ha hecho que la cosecha de forraje y cereal de Formentera se haya quedado en una cuarta parte de lo previsto, es decir unas 50 toneladas de cereal y 2.000 pacas de forraje, según explicaron el presidente y gerente de la Cooperativa del Campo, Jaume Escandell y Carlos Marí, respectivamente.

El técnico agrónomo que les asesora, Andreu Vila, señala que teniendo en cuenta el régimen de lluvias «el resultado, para el año que es, no está mal del todo». Claro que estas son las previsiones ya que a día de hoy ha cosechado prácticamente la mitad de los campos y quedan los situados entre Sant Ferran y la Mola.

La Cooperativa del Campo de Formentera tiene a su cargo un total de 41 hectáreas de forraje, para animales y 45 hectáreas de cereal: trigo, cebada y avena. Muchos de esos campos pertenecen al fondo de tierras que gestiona esta entidad que ya supera los 320 asociados. Este año, por primera vez, también han facilitado la maquinaria, la segadora, a los particulares que han dejado de usar las suyas.

Falta de lluvias

El gerente, Carlos Marí, explica que la campaña no ha sido redonda: «Teníamos unas buenas expectativas porque en principio parecía que las condiciones meteorológicas serían más favorables de lo que finalmente han sido y ahora estamos a ver que pasa, porque depende mucho de los campos». Como ejemplo expuso que en la cosecha de forraje que ya ha concluido «ha habido campos que hemos tenido que dejar por imposibles porque no había producto para poder cosechar y en otros casos en vez de hacer el corte del forraje lo hemos dejado para grano».

La falta de lluvias ha hecho que el cereal no creciera lo suficiente como para poder entrar con la segadora y poder empacar: «Ha habido un par de fincas en las que no hemos podido recuperar nada», aseguró. En esta ocasión solo han conseguido unas 2.000 pacas de forraje en vez de las 6.000 que tenían previstas.

El presidente, Jaume Escandell, explicó que, a pesar de la escasez de lluvia, «la temporada es aceptable y nos ha salvado el hecho de que estamos plantando cereal autóctono», tanto trigo, cono cebada y avena. Estas variedades al ser autóctonas están mucho más aclimatadas a la falta de agua «y aunque son semillas que no producen tanto, en épocas de sequía, te garantizan la cosecha, no fallan», subrayó.

Riego agrícola

Una de las apuestas de la Cooperativa del Campo es la introducción del riego agrícola con aguas depuradas procedentes de la balsa de riego. Este sistema de depuración introduce una desaladora en el proceso para eliminar la presencia de sodio.

Andreu Vila y Antonia Blanes son los técnicos contratados por la Cooperativa que realizan todo el seguimiento y señalan que, de momento, «un 30% de los hidrantes están regando, lo que está muy bien ya que el objetivo del primer año es alcanzar entre el 30 y 40% y en tres meses hemos avanzado mucho».

Vila detalla que a los tres meses de empezar a distribuir el agua de riego «hay más agricultores que están regando, incluso más que los que se pensaba desde Mallorca y está funcionado bien». El técnico apunta que la calidad del agua se «está mejorando poco a poco, estamos muy encima de las analíticas ya que hay parámetros que todavía no son como nosotros quisiéramos pero el agua se puede utilizar para regar y, poco a poco, vamos mejorando».

Antonia Blanes añade que están recibiendo «muchas solicitudes, una 20 aproximadamente, de propietarios de terrenos interesados en tener un hidrante», es decir una boca de riego en sus terrenos, lo que implicará aumentar la red de distribución del agua.