Durante la mañana de ayer quedó instalada la barrera en el punto de control de acceso de vehículos (coches y motos, porque las bicicletas no pagan y los quads tienen prohibido el acceso) al Parque Natural de ses Salines de Formentera, donde se encuentran algunas de las playas más visitas de la isla, como ses Illetes, Llevant y Cavall d'en Borràs.

A partir de ahora y hasta la primera quincena de octubre, los usuarios de esta amplia zona de baño, la más visitada de la isla durante los meses de verano, deberán abonar entre los dos, tres y los cuatro euros por acceder en moto y entre los cuatro, cinco y seis euros si lo hacen en coches, según el mes de la temporada.

El acceso para los peatones, bicicletas y vehículos eléctricos es gratuito, como cada año, ya que se grava el aparcamiento pero no el libre acceso a la zona protegida.

Esta limitación se estableció hace casi 11 años por razones de seguridad y para evitar colapsos circulatorios y de estacionamiento en los caminos que puedan impedir la entrada de vehículos de seguridad como ambulancias o bomberos, entre otros.

La capacidad de carga establecida en esta zona por parte del organismo gestor del Parque Natural de ses Salines es de 1.132 motos y 384 coches, lo que no varía respecto al pasado año. Se mantiene la limitación a los autobuses para que no coincidan dos en este espacio. Dependiendo de la afluencia de visitantes, el acceso puede quedar cortado si se completan las plazas de aparcamiento disponibles en los 13 espacios habilitados.