«La gloriosa Aviación Nacional bombardeó la ciudad de Ibiza en los días 11 y 13 de septiembre de 1936 con tanto éxito que con poco esfuerzo intimó a la chusma roja y evacuaron la isla el día últimamente indicado, no sin antes cometer la incalificable salvajada de ametrallar en masa a los entusiastas e indefensos patriotas, amantes de la Causa Nacional, presos en el Castillo de Ibiza».

Estas son las palabras con las que el franquismo se refirió en sus memorias a una de las jornadas más sangrientas de la Guerra Civil en Ibiza. Y es solamente el párrafo sobre la «liberación» de la isla. 'Repressió institucional en el primer franquisme ', la obra que la historiadora Francisca Riera Escandell presentó anoche en Ibiza, estudia los documentos que la dictadura redactó en la Pitiüses para la Causa General, como se conoce a la operación propagandística del régimen de Francisco Franco para legitimar su golpe de Estado del 18 de julio de 1936.

«Mediante el lenguaje, la Causa General intenta identificar la República con marxismo y con criminalidad», explica la investigadora. El libro, premio Vuit d'Agost en la categoría de investigación hace dos años, es el resultado del análisis de 644 documentos correspondientes a los seis expedientes de cada uno de los municipios de Eivissa y Formentera, además de siete piezas sueltas con información mezclada de todas las Balears que ellos etiquetaban como: cárceles y sacas, checas, justicia roja, delitos contra la propiedad, banca, persecución religiosa y tesoro artístico y cultura roja. Los informes sobre persecución religiosa son especialmente abundantes.

Para escribir la Causa General, el régimen pedía a los jefes de la Falange, a la Guardia Civil y a los Ayuntamientos de toda España que rellenaran unos cuestionarios donde especificaban cómo había sucedido la toma del poder, además del nombre y datos de cada víctima, y relación de los saqueos o destrucciones cometidos.

«Se centran en los testimonios de los familiares de las víctimas del bando franquista o supervivientes de enfrentamientos, pero siempre del régimen, aunque no siempre fue así. Es importante destacarlo», explica Riera. Es el caso de los carabineros de Sant Antoni o el secretario municipal de Santa Eulària, que dieron la espalda a Franco en ese momento. «La revuelta no fue apoyada por todo el bando», apunta la investigadora, que empezó este trabajo en su tiempo libre por interés personal y se acabó extendiendo durante varios años.

Para escribir la versión oficial del golpe de Estado, el régimen creó unos ficheros donde cientos de pitiusos fueron denunciados por defender la República. El libro, asegura, aporta datos para hacer una lectura más crítica de la época, aunque es importante tener en cuenta que se trata solo del análisis de una fuente muy específica, parcial y con una función propagandística clara.

La Causa General se utilizó para persuadir a la ciudadanía española de lo que dibujaban como las bonanzas del gobierno de Franco, pero también para mejorar la imagen exterior del régimen, en especial ante las democracias europeas, por la pérdida de poder de las dictaduras fascistas durante la Segunda Guerra Mundial.