La reunión de la Junta de portavoces del Consell de Formentera fue tensa, con bronca y larga. Ese ambiente gélido se reprodujo en la comparecencia del presidente, Jaume Ferrer, que por primera vez no admitió preguntas de los periodistas. Tras su intervención en la sala de plenos, Ferrer impidió que los portavoces de los grupos políticos hicieran declaraciones a los periodistas en la misma sala, donde todos habían seguido su comparecencia: «Las declaraciones de los portavoces mejor no hacerlas aquí», se limitó a decir. De modo que todos los portavoces, incluida la de GxF (partido del gobierno), tuvieron que atender a los medios en la plaza de la Constitució en vez de en la sala de plenos.

La decisión del presidente indignó tanto a los partidos de la oposición como a los periodistas, pero sus quejas no hicieron que el presidente cambiara su decisión.

La consellera visiblemente más afectada fue Gabriela Mayans, que antes de iniciar su faceta política fue durante muchos años la portavoz de los afectados. Ella misma tiene un hotel, el Roca-Bella, en es Pujols que con la sentencia del Alto Tribunal quedaría en manos del Estado. Vestida de riguroso negro comentó a los periodistas: «Estoy de luto», en referencia a la sentencia negativa. De la misma forma tuvo que contener sus emociones en sus declaraciones.

Según ha podido saber este periódico durante la reunión de la Junta el ambiente fue tenso con fuertes discusiones, sobre todo, entre Gabriela Mayans y el portavoz del PSOE, Rafa Ramírez, ya que la primera culpó a los socialistas del resultado de la sentencia del Tribunal Constitucional por haber presentado el recurso contra la Ley de Costas de 2013.

Al final no hubo acuerdo porque el PP no estaba dispuesto a suscribir las críticas contra el Gobierno central que sí apoyaban los demás partidos (GxF, PSOE y Compromís).