La plaza de la iglesia de Sant Francesc de Formentera presenció ayer una vuelta a las tradiciones más populares de la cultura payesa con motivo de las fiestas de Santa María. Tras celebrar una misa a las ocho de la tarde, los eventos se fueron sucediendo. A pesar de no haber sido un día festivo, como en ocasiones anteriores, decenas de personas se congregaron en la plaza para celebrar las que son conocidas como las fiestas más reivindicativas.

Tras celebrar una misa en la iglesia de Sant Ferran, se sucedieron bailes tradicionales, en los que participaron niños y mayores, actuaciones, como los «Monólogos de la vagina» y música.

La responsable de la organización fue, como todos los años, la Comisión de Fiestas de Santa María, una entidad sin ánimo de lucro compuesta jóvenes que se proponen evitar la pérdida de los valores culturales y medioambientales de la isla.

Por ser este el vigésimo quinto aniversario, la comisión dio a conocer, como es habitual, sus reivindicaciones sobre la conservación del territorio, el fomento de los valores culturales y la lengua y la difusión de la historia propia. En este caso, la lectora del pregón fue Raquel Guasch, la presidenta de la Obra Cultural Balear, organización de la que nació la Comisión de Formentera.

Defendió que el gran reto de Formentera es detener el crecimiento masivo y descontrolado para salvar una tierra «frágil» y su identidad.

Se refirió a las aguas de la isla como el valor natural más preciado y criticó los fondeos de barcos «de manera incontrolada», muchos de los cuales dijo que son sobre praderas de posidonias. Estos ocurren «mientras las administraciones competentes en materia de medio ambiente giran los ojos hacia otro lado y siguen sin poner remedio».

También apostó por regular las excursiones en espacios protegidos y el desacuerdo con la ampliación del puerto de la Savina, para el que prefiere una «reordenación profunda y bien estudiadas».

En defensa del catalán

Además, criticó, con un grito de «¡Basta ya!» que el catalán sea «menospreciado, atacado y reducido a un hecho folclórico».

La pregonera lanzó preguntas al público para hacerles reflexionar sobre la situación política y lo que «cada uno» puede hacer por el entorno y animó a la gente a «coger el timón del barco» porque, según dijo, «ya es hora de actuar».

Guasch aseguró que vivir en democracia y libertad es dejar que los ciudadanos opinen y voten su futuro como pueblo. En este sentido, criticó a los gobernantes a los que «se les llena la boca» con la palabra democracia pero, al mismo tiempo, «tachan de ilegal la consulta soberanista en Cataluña». Sin embargo, auguró un futuro esperanzador citando al escritor Vicent Andrés Estellés: «Habrá un día en que no podremos más y entonces lo podremos todo».