«Más música en directo y al aire libre y menos chunda chunda». Con esta declaración de intenciones comenzó Iván Ferreiro su concierto del miércoles en Platja d´en Bossa del ciclo Dorado Live Shows. Antes se había producido una mudanza desde el cielo abierto de la terraza del hotel Santos a la cercana sala Swag, por las restricciones a la música al aire libre impuestas por el Ayuntamiento de Sant Josep.

Así que antes de oír la voz inconfundible del gallego se leyó en el escenario un manifiesto a favor de la música al aire libre: «Existe una diferencia abismal entre una propuesta como la nuestra y otras cuyo volumen y envergadura sí pueden resultar una molestia para los residentes desde hace años. Las medidas que se tomen deberían estar diseñadas para atajar el descontrol de decibelios y fiestas, no para terminar con la música en directo en la isla», aseguró el responsable, Diego Calvo, que recordó que el suyo es un ciclo de conciertos acústicos en formato íntimo, que nunca ha provocado quejas y que ha sido bien recibido «por los comercios y habitantes de la zona».

Y después llegó Ferreiro, o los Ferreiro, o As Ferreiro, porque Iván se sentó al teclado con su hermano Amaro como fiel escudero a la guitarra: «É esl el que se sabe los acordes. Yo no me sé mis propias canciones. Ya lo iréis descubriendo», aseguró en un momento.

A grito pelado

A grito pelado

Fue un concierto muy para fans, porque, claro, en una sala con un aforo pequeño los que no fallan son los más acérrimos. El público cantó las letras de la primera a la última canción, desde ´Me toca tirar´, con la que abrió, hasta ´Turnedó´, con la que una vez más se despidió del escenario: «Dejemos que corra el aire y digámonos adiós».

Algunos cantaban a grito pelado, como si no hubiera un mañana, y eso que esa forma de deconstruir las canciones del gallego, tan suya, con aceleraciones y desaceleraciones constantes, hacen a veces complicado seguir el hilo.

Es curioso que casi se cantaran con la misma intensidad clásicos como ´NYC´, ´El viaje de Chihiro´ 0 ´Ciudadano A´, en la que Ferreiro utilizó sus propios carrillos para hacer la percusión, como los temas más nuevos, desde ´Cómo conocí a vuestra madre´ a ´Pensamiento circular´, en la que el cantante confesó que era la primera vez que la hacían en formato íntimo e incluso invitó al público a abuchear si el resultado no era el deseado. No fue necesario.

Eso sí, los decibelios se disparaban en cuanto sonaba un acorde de los éxitos de los Piratas. Pasó con ´Años 80´, con ´El equilibrio es imposible´ y sobre todo con ´Promesas que no valen nada´ en la que el homenaje a El Último de la Fila del final: «Dónde estabas entonces, cuando tanto te necesité...» se convirtió en una versión completa, emocionante y por momentos hooligan de ´Insurrección´, entre una constelación de teléfonos móviles grabando.

Ferreiro, o As Ferreiro, volvieron a demostrar que se manejan bien en las distancias cortas, que se meten a fondo en las canciones y que ese rollo suyo entre histrión y niño enfadado-feliz se mide mejor entre el aliento del público.

No dio para más, porque fue una hora clavada de concierto. Muy corto después de tanta mudanza. Resumir un repertorio tan amplio en 60 minutos no es fácil y más cuando cada uno lleva dentro esa canción que no da tiempo a cantar. «Traednos más a Ibiza», clamó Iván antes de bajar del escenario. Habrá que seguir probando.

El ciclo continuará durante todo el verano -ya se verá si bajo las estrellas o bajo techo-, con nombres como Dorian, Sidonie, Arizona Baby (con los ibicencos Uncle Sal), The Parrots o Russian Red. Los Planetas, que estaban previstos en principio, se han caído definitivamente del cartel.