Consellera de Patrimonio. Explica el sentido de la Medalla de Oro de esta edición y el origen de la fiesta de Sant Jaume en Formentera.

Explíquenos qué ha movido al Consell a decidir entregar la Medalla de Oro a los conocedores y transmisores de las técnicas artesanales tradicionales. Lo digo porque es un concepto un tanto ambiguo.

Sí, de alguna manera queríamos homenajear al patrimonio inmaterial y como no hay un colectivo que represente esta idea, nos dimos cuenta de que era complicado encontrar personas que representen esto. Porque las diez personas que representan esta medalla podrían ser otras tantas más e incluso centenares, mucha gente por no decir la inmensa mayoría.

¿Se refiere a la generación que nació a mediados del siglo pasado?

Sí, es aquella generación que nació antes de los años sesenta y cincuenta y que aún tiene ese conocimiento de muchas técnicas artesanales tradicionales. Esto no significa que todo el mundo sepa hacer de todo. Al final es realmente premiar a toda Formentera. Desde el momento en que se repuebla la isla [1695] la gente que viene a vivir [desde Ibiza] aquí interacciona con el medio que tiene y a partir de ahí va construyendo su forma de vida en un entorno concreto de recursos limitados.

«Sant Jaume rememora la visita que hacían los familiares ibicencos a los formenterenses»

Por cierto, se refiere a la repoblación de la isla a finales del siglo XVII. ¿Viene de allí la celebración de Sant Jaume?

Efectivamente, está bien recordarlo porque no es una fiesta estrictamente religiosa. Después del repoblamiento, el verano era una buena época del año para viajar por mar, por el buen tiempo, y por el hecho de que las faenas del campo habían terminado, el grano ya se había recogido y era un poco una festividad. Entonces la gente de Ibiza emparentada con los repobladores venían a la isla, por lo que se convertía en un momento de reencuentro con la familia y de compartir lo que había. Al final rememoramos eso.

Aunque no fuera una fiesta religiosa, ¿cuál es la relación con Sant Jaume?

Jaume es un nombre muy común en los territorios de lengua catalana y también lo eran en Sant Eulària, donde había muchos familiares de formenterenses que venían por esa fecha. De alguna forma, esta fiesta también es patrimonio inmaterial por la tradición que arrastra.

Uno de los temas que tiene entre manos es la creación del Museo de Formentera. Después de varias décadas intentándolo Formentera aún no cuenta con esta instalación. ¿Por qué?

Que conste que no es una excusa, pero los procesos administrativos son los que son. Ahora por lo menos veo la luz. Al principio de legislatura me puse a trabajar con la conselleria balear de Cultura y tenemos claro que nuestra competencia es Can Ramon y la del Govern la de rehabilitar sa Senieta y construir el tercer edificio para la dirección, depósito y laboratorio, entre otros servicios. Lo que tenemos por parte del Govern es el estudio de cómo deberá ser este museo. Y es muy importante porque será un museo territorializado con tres sedes y cada una de ellas mostrará unas cosas. Pero lo importante es toda la isla que también es un museo. Tenemos las torres de defensa, tenemos los molinos, tenemos las salinas y tenemos es Campament con todo lo que representa para la Memoria histórica. A principios de agosto firmaremos el contrato para la museización de Can Ramon, que es lo que nos toca como Consell.